La excitante aventura implica recorrer 300 metros de vereda antiderrapante.
En el recorrido pasamos bajo un colorido sistema de iluminación profesional que le invita a compartir un capítulo de misterio y, para algunos, hasta la búsqueda de un tesoro escondido.
En compañía de un staff de anfitriones que fungen como guías turísticos conocimos las Cuevas de Taulabé, un monumento natural situado en el kilómetro 140 CA-5, en la orilla de la carretera y a tan solo 15 minutos del casco histórico, sin lugar a dudas representan una estación turística difícil de evadir para los viajeros que se conducen entre el Lago de Yojoa y Siguatepeque.
Expertos en espeleología (ciencia que estudia las cavernas, simas y corrientes subterráneas), viajeros y turistas en general se dejan atrapar por el encanto único que se observa en el suelo de este paseo subterráneo que está ornamentado con numerosas formaciones naturales del ácido carbónico que pasa por las uniones y ranuras de la piedra caliza y al llegar al subsuelo filtra gotas de agua y se forma una estalactita. Cuando la gota de agua cae al suelo forma un agujero y a través del tiempo se forma una estalagmita.
Ambos fenómenos tardan miles de años en llegar a moldearse de esta forma y acaban por unirse, dando lugar con el tiempo a una columna.
Mitos y realidades de las cuevas
¿Tesoro escondido? Existe un misterio que habla sobre el caso del aeropirata hondureño William Haneman, quien en 1972 robó a un banco estadounidense $300,000.00 secuestrando a un avión de pasajeros, a quienes hizo desviar hacia la costa norte de Honduras.
Posteriormente este se lanza en paracaídas y cae en un pueblo ceibeño llamado Buena Esperanza, donde se encuentra con su viejo amigo José Roberto León Gómez, quien le sugiere buscar refugio en una cueva abandonada recién descubierta durante la construcción de una carretera en Taulabé.
Al enterarse de que la policía norteamericana daba una recompensa de $1,000.00 por la persona que encontrara a su amigo, este decide entregarlo, por lo que fue capturado en ese lugar donde permaneció por dos semanas.
Finalmente, Haneman fue condenado a cadena perpetua por los delitos cometidos y por no entregar el dinero que escondió en las cuevas, y el cual hasta la fecha aun no ha sido encontrado.
¿Hay murciélagos? Si, ¡claro que sí los hay! De hecho es uno de los animales que más habitan en esta caverna y de las 140 especies que hay en Honduras, esta ave mamífera pertenece a la especie de frugívoros, que se alimenta de frutas y por ende no hace ningún daño a los turistas. Sin embargo a estos animales les afecta los sonidos muy fuertes, por lo que los guías recomiendan no hacer ruido durante el recorrido.
¿Donde finaliza el paseo? Hasta la fecha, al monumento no se le ha podido encontrar fin, sin embargo, la invitación se extiende para todo aquel turista que desee una aventura más allá de los 300 metros y junto a un guía soportar la presión del oxígeno y disfrutar de una hazaña al natural.