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'Disfruto la novela negra, del mundo profesional del crimen”

El escritor chileno-hondureño conversó con EL HERALDO sobre sus inicios en la literatura, su gusto por los diferentes géneros, sus logros ya concretados y sus próximos proyectos

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08.01.2019

Tegucigalpa, Honduras
Honduras es cuna y casa de talentosos artistas. Patricio Milad es un chileno-hondureño, autor de numerosos artículos (marketing, emprendimiento y negocios) y guiones de cortometrajes, que también ha dirigido. Además, se ha desempeñado en distintos trabajos en comunicación, arte, docencia y cultura. En esta ocasión le invitamos a conocer su pasión por la literatura.

¿Cómo y cuándo nació su pasión por la escritura?
Esta pasión literaria nació cuando yo era adolescente, en Santiago (Chile), mi ciudad natal. Vivíamos en una época nefasta y violenta, sometidos a la dictadura militar de Pinochet. Yo necesitaba, entonces, una forma de expresarme, ante el ambiente asfixiante generado por la brutal y criminal represión castrense. Después de haber buscado en otras disciplinas, como la pintura y el video, logré escribir un primer libro de cuentos, el que, sin embargo, se perdió en el tiempo.

¿Qué géneros disfruta recrear en sus escritos?
Disfruto la novela negra, es decir, la novela del mundo profesional del crimen. Me gusta el carácter oscuro de los ambientes en que transcurre. Los argumentos son violentos; no hay dicotomías rígidas entre los personajes (buenos/malos). Hay decadencia, atmósferas asfixiantes de miedo, inseguridad y corrupción. Me siento grato también con el realismo sucio, que pretende reducir la narración a sus elementos fundamentales (con tendencia a la precisión y parquedad).

¿Qué temáticas suele abordar en sus contenidos?

Me gusta la novela dura, fuerte, que haga sentir/pensar al lector. Historias de ficción, donde predomine la preocupación social, retocada con toques filosóficos y cuestionamientos existencialistas. Ningún asunto humano me es ajeno. Temas como la muerte, el delito, la injusticia, el poder del dinero, la violencia, el mundo del hampa, el sexo, la corrupción, la soledad, las consecuencias de las decisiones y los dilemas morales me interesan. Como suelo bromear, mis novelas son para adultos con “criterio deformado”.

¿Qué lo incentiva a seguir escribiendo con el paso de los años?
Lo que me incentiva a seguir escribiendo es mi vocación literaria. Espero mejorar como escritor en cada obra. Me gusta pensar que puedo estar armando un discurso coherente, un mundo literario propio. Para mí, lo más importante es contar historias. No descarto el anhelo de trascender con mi obra, de publicar en grandes editoriales, de darme a conocer... ojalá ganar premios y vender. Sin embargo, si nada de eso ocurre, no importa; de todas formas seguiré escribiendo.

¿Cuál es su siguiente paso?
Mi siguiente paso es terminar de corregir mi quinto libro, “Quimera”, y armarlo con todos sus detalles. Cabe destacar y agradecer a dos amigos hondureños que me ayudan con ello: Marlon Cruz en la edición y Leonel Enamorado en la portada. Luego enviaré propuestas a diez agentes literarios internacionales para buscar la representación de una editorial. Además, estoy en conversaciones con otro amigo hondureño, Álvaro Matute, para producir y llevar “Quimera” este 2019 al cine local y ojalá, al internacional.

¿Considera que en Honduras es valorado el oficio de escritor?
El concepto “valorado” es relativo. Dentro de las artes, la literatura es fundamental. Además, construimos el mundo humano a través del lenguaje (oral y escrito). Por otro lado, si de valoración social se trata, podemos observar que los escritores best sellers (sobre todo en EE UU) son famosos, ganan millones y sus libros se plasman en la pantalla grande. En Latinoamérica se menoscaba la labor del artista y se sobrevalora (erróneamente, creo yo) la labor de los tecnócratas y los políticos (la peor casta de todas).