Tegucigalpa, Honduras. – Camilo lo ha vuelto a hacer en Honduras. Ante un aforo de centenares de personas —o más bien, su legión de seguidores que él mismo ha bautizado como “Tribu”—, su presencia se hizo notar en Tegucigalpa.
Con una puesta musical que fusiona pop latino, reguetón y música urbana, sin perder las raíces de los ritmos tradicionales colombianos, el artista llevó a su público en un viaje sonoro (entre lo nuevo y lo que lo consolidó), bautizado por él mismo como “Nuestro Lugar Feliz”.
Desde temprano, los alrededores del Palacio de los Deportes de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) se llenaron de fanáticos ansiosos, con pancartas, camisetas y rostros adornados, anticipando un retorno memorable.
Como es habitual en el recinto, largas filas se formaron en los accesos y controles de seguridad. Dentro del recinto, los seguidores aguardaban con entusiasmo. A las 9:10 de la noche, las gradas se animaron. La audiencia hizo la ola en un par de ocasiones y amenizó la espera con gritos y luces de celulares.

La expectación alcanzó su punto máximo cuando la música ambiental se detuvo y las pantallas mostraron una especie de verja abriéndose, marcando el inicio de la introducción. El momento culminante llegó con una presentación muy especial: la voz de Índigo, hija del cantante, anunciando con ternura: “Señoras y señores, con ustedes, mi papá, Camilo”.
En escena...
Fiel a su esencia, Camilo hizo su aparición en la parte más alta del escenario, descalzo y vestido con un traje blanco, casi artesanal, que llevaba los nombres de sus hijas, Índigo y Amaranto. Su actuación arrancó con “Bebé”.
Desde el primer acorde, el público se entregó completamente, cantando y bailando al compás de cada tema. Canciones como “Aeropuerto” y “Kesi” elevaron la intensidad del evento, manteniendo a todos en constante movimiento.
La energía que el artista desprendía contagiaba a cada rincón del estadio, mientras varias pancartas se alzaban en las gradas.Camilo, siempre cercano, interactuó con su tribu: “Buenas noches Tegucigalpa, buenas noches, Tribu. Esta noche, Honduras es nuestro lugar feliz”, dijo en su primera intervención.
El ambiente de fiesta se intensificó cuando interpretó “Una vida pasada”, provocando que los asistentes se desbordaran de emoción, invadiendo los pasillos para bailar al ritmo de bachata. Luego, con “No se vale”, el cantante sorprendió al público al tomar un güiro, aportando un toque personal a la interpretación.

En un recorrido por sus éxitos más queridos, como “Tattoo” y “Desconocidos”, Camilo mantuvo la energía en su punto máximo, demostrando una vez más su conexión única con su audiencia.
Un cierre emotivo
Uno de los momentos más íntimos de la noche llegó con “Corazón de hojalata”, cuando Camilo, acompañado solo de su guitarra, logró crear una atmósfera de cercanía que tocó el corazón de todos.
A continuación, cantó “Salitre”, un tema a dúo con un cantante hondureño, cuyo vínculo con el público fue palpable.E l concierto continuó con una mezcla de sus hits y nuevas canciones, entre ellas “Millones” y “Tutu”, que mantuvieron al público en un constante frenesí.
En un momento, Camilo descendió del escenario, acercándose a las primeras filas para interactuar de manera aún más cercana con su audiencia.
La sorpresa de la noche llegó cuando Evaluna Montaner, su esposa, apareció para interpretar con él “Plis”, “Por Primera Vez” e “Índigo”. A pesar de su avanzado embarazo, Evaluna Montaner no dejó de moverse al ritmo de la música, y la química entre ambos no pasó desapercibida.

El público aclamó con fervor cada gesto y cada nota de la pareja, haciendo de este segmento uno de los más emotivos de la velada.
El final de este, su segundo concierto en Honduras, fue tan formidable como su inicio. La velada terminó con un gran aplauso y un público que no quería despedirse.