La Venta enfrenta metas de vacunación infantil que no reflejan su realidad
El centro de salud de La Venta funciona en un edificio municipal sin remodelaciones recientes. No cuenta con divisiones internas, por lo que en una misma sala se suturan heridas, se nebuliza a pacientes y se aplican vacunas
- 06 de octubre de 2025 a las 23:30
La Venta, Honduras.— Honduras enfrenta una disminución sostenida en las coberturas de vacunación, una situación que pone en riesgo la salud pública ante el posible resurgimiento de enfermedades prevenibles como el sarampión, la tosferina, la influenza, la hepatitis y el tétanos.
Aunque el país cuenta con las 24 vacunas contempladas en el Esquema Nacional Básico, las cifras actuales están lejos del 95% necesario para garantizar inmunidad colectiva, según estándares internacionales.
En varias regiones sanitarias con alta densidad poblacional, la cobertura es inferior al 80%, y en algunas zonas apenas alcanza el 35% en este 2025, revelando un patrón preocupante de retroceso.
Una de las zonas más afectadas es el municipio de La Venta, en el departamento de Francisco Morazán. Allí, rara vez se alcanza la meta de vacunación establecida por la Secretaría de Salud, la cual sigue basándose en proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 2013, desfasadas frente a la realidad actual.
De acuerdo con cifras recopiladas por EL HERALDO Plus, entre 2017 y 2025 se esperaba que La Venta vacunara entre 100 y 140 niños por año. Sin embargo, el centro de salud local carece de los recursos logísticos y técnicos necesarios para alcanzar esos objetivos.
“El problema es que las metas se calculan con base en una población que ya no existe”, explicó una enfermera encargada del programa de vacunación. “Nos ponen a vacunar a 140 niños, pero en realidad solo tenemos registrados unos 60, y ni siquiera todos viven aquí”.
El personal del centro de salud se moviliza como puede: en motocicletas personales, vehículos prestados o a pie. No hay transporte oficial asignado.
Además, las instalaciones están deterioradas, sin remodelaciones recientes, y el edificio —que pertenece a la alcaldía— carece de espacios adecuados para la atención.
Durante una visita de EL HERALDO Plus, fue evidente la precariedad del lugar. En un mismo cuarto se realizan múltiples procedimientos: se nebuliza a pacientes mientras se aplican vacunas o se suturan heridas.
No hay divisiones ni condiciones mínimas de privacidad. Tampoco hay suficientes jeringas, hilos quirúrgicos, algodones, gasas ni medicamentos esenciales. Todo esto ocurre a menos de 40 kilómetros de Tegucigalpa.
Pese a las condiciones adversas, el personal continúa atendiendo, muchas veces con recursos propios. “Usamos nuestro saldo del celular para llamar a las madres y coordinar las visitas casa por casa”, comentó una auxiliar de enfermería.
“Sabemos quiénes son los niños del municipio, con nombre y apellido. Los tenemos controlados, pero no podemos cumplir metas que no se ajustan a la realidad”, indicó.
Según el equipo médico, la discrepancia entre las cifras oficiales y la población real no se debe a negligencia, sino a que las estadísticas del INE no reflejan los constantes movimientos migratorios hacia Tegucigalpa o el extranjero.
“Aquí hay casas vacías, familias que solo vienen los fines de semana. Muchos inscriben a sus hijos en La Venta, pero viven en la capital o se han ido del país”, relató una doctora del centro.
“Tenemos vacunada al 100% de la población real”, insistió otro miembro del equipo. “Pero eso no se refleja en los informes porque nos comparan con una base de datos inflada. Nos dicen que hay 500 niños entre 1 y 4 años, pero aquí con suerte hay 60. Lo mismo pasa con las embarazadas: nos asignan metas para 40 o 50, y apenas vemos unas 15 al año”.
Además del desfase estadístico, el centro enfrenta una amenaza mayor: su posible cierre o reubicación. La municipalidad ha anunciado la construcción de un nuevo establecimiento, pero aún no hay fecha ni recursos definidos. Mientras tanto, el personal trabaja en condiciones que rayan en la improvisación.
“La mayoría de los pacientes son adultos mayores. Cada vez hay menos nacimientos. El pueblo se está vaciando, y las metas no lo reflejan. Eso nos afecta, porque aunque vacunemos a todos los que están aquí, nunca alcanzamos el porcentaje exigido”, lamentó otra trabajadora de salud.
La baja cobertura en La Venta no obedece a rechazo a las vacunas, sino a una combinación de factores estructurales: migración, datos desactualizados, falta de personal, recursos limitados y una débil coordinación institucional.
Esta situación no es exclusiva del municipio. Se repite en varias zonas rurales del país, donde la brecha entre lo planificado desde las oficinas centrales y la realidad en el terreno continúa ampliándose.
Sin una actualización urgente de las estadísticas demográficas y un replanteamiento de las metas sanitarias, el sistema corre el riesgo de fracasar en su misión de prevención.
“La salud pública no se puede manejar con datos de hace más de una década”, concluyó uno de los médicos. “O actualizamos la información o vamos a seguir quedando mal, incluso cuando hacemos bien nuestro trabajo”.