No hay duda que los contratos de generación de energía sucia son una de las causas de la profunda crisis financiera de la ENEE.
Generen o no energía con bunker o diésel, la estatal eléctrica está obligada a pagarles los denominados cargos fijos a los propietarios de esas plantas.
Así lo evidencian los contratos que el anterior gerente de la estatal eléctrica, Roberto Martínez Lozano, con el respaldo de la junta directiva de esa empresa, amplió a las empresas Elcosa y Lufussa a mediados de 2010, quienes han mantenido apagadas o semiparalizadas sus plantas por el elevado costo del kilovatio hora.
En 2012, la ENEE destinó 20,619.1 millones de lempiras en la compra de energía para reventa, la que incluye térmica, biomasa, renovable y eólica.
Sin embargo, los ingresos por venta de energía sumaron 19,320.2 millones de lempiras, con un déficit de 1,298.9 millones.
Un informe estadístico de la estatal eléctrica correspondiente al año pasado revela que la energía generada en el sistema ascendió a 7,565.8 gigavatios hora, de los que el sector privado contribuyó con 5,128.5 Gwh, equivalente al 67.8%. Los restantes 2,437.3 gigavatios (32.2%) fueron generados por las plantas estatales, tanto hídrica como térmica.
Las cifras citadas anteriormente confirman que los ingresos por facturación son insuficientes para cubrir la compra de energía a los generadores privados.
Cargos fijos
Este tema ha sido parte de un extenso debate en Honduras, ya que unos sectores demandan reducir o eliminar los costos fijos de algunos contratos térmicos.
No obstante, las exigencias no han sido tomadas en consideración por el órgano responsable de la modificación de los contratos, o sea el Congreso Nacional de la República.
De acuerdo con cifras oficiales, la empresa Electricidad de Cortés S. A. (Elcosa), propietaria de una planta de 80 megavatios, apenas aportó 190.7 gigavatios hora, o sea 27% de su capacidad, que es de 700.8 Gwh.
No obstante, la ENEE canceló en cargos fijos un promedio de 22.2 millones de lempiras mensuales, equivalente a 267.4 millones anuales. Se calcula que el costo fijo fue de 14 dólares por kilowatt.
En el caso de Lufussa, a quien se le prorrogaron dos contratos, uno por 39.5 WM y otro por 30.5 MW, también recibió una millonaria cantidad de dinero, a pesar de que sus plantas se mantuvieron apagadas.
Lufussa I -39.5 MW- apenas aportó al sistema de la ENEE 3.5 Gwh durante 2012, pero el gobierno tuvo que pagarle 11 millones de lempiras mensuales por cargo fijo, o sea que en el año se embolsó 132 millones por mantener apagada su planta.
En el segundo caso que fue el contrato de 30.5 MW, la planta generó 48.5 gigavatios hora, o sea 18.4% de su capacidad instalada. El pago por costo fijo recibido fue de 8.5 millones de lempiras mensuales, o sea 102 millones anuales.
A pesar de que las dos plantas de Lufussa apenas le aportaron al sistema de la ENEE 52 gigavatios hora, los cargos fijos que pagó la estatal eléctrica ascendieron a 234 millones de lempiras anuales.
La ampliación de los contratos a Elcosa y Lufussa fue criticada por diversos sectores de la sociedad, ya que estos convenios son los más caros que tiene esa empresa pública y eso obliga a que las compras sean menores porque en el mercado hay plantas que generan a menores precios.
No obstante, las anteriores autoridades de la ENEE se vieron obligadas a extender esos contratos al fracasar la compra de 100 megavatios de energía con gas natural a la empresa estadounidense Wesport LLC.