La popular cadena de hamburguesas Bigos ha iniciado una nueva etapa en la consolidación del negocio. Después de 46 años de haber salido al mercado, abrió su primer local franquiciado en el centro de Tegucigalpa y abrirán dos más en Olancho, uno Catacamas y otro en Juticalpa.
Actualmente operan 18 locales en Tegucigalpa, San Pedro Sula, Choluteca y Comayagua de manera propia y esperan tener siete u ocho locales franquiciados este año, dice Guillermo Buck Idiáquez, propietario y cofundador de la popular cadena de comidas rápidas.
Buck Idiáquez junto al empresario y político Olban Valladares fundaron Bigos y la Panificadora Rey en 1972.
La sociedad se extendió por más de 30 años, tiempo tras el cual decidieron continuar por caminos separados y Valladares quedó gerenciando la panadería y Buck Idiáquez la casa de hamburguesas. Con el paso del tiempo, Bigos se ha fortalecido en el mercado, pero ha tenido que “espadiar” mucho para llegar adonde está, principalmente frente al agresivo ingreso al mercado nacional de grandes cadenas de comidas rápidas.
Tras 46 años en el mercado, Buck Idiáquez dice que su experiencia es un claro ejemplo de que en Honduras “sí se puede” establecer una marca en el mercado nacional y garantizar los controles que permitan entregar al público productos de altísima calidad.
Sus empresas, dijo, hoy están equipadas con tecnología de punta para poder operarlas adecuadamente. “Nosotros no estamos peleando espacios con las cadenas internacionales. No nos agobia ni nos sentimos mal, sentimos que estamos luchando por Honduras”, expuso. Sus hijos están al frente del negocio como parte del proceso de éxito de un negocio familiar.
Empresario exitoso
Buck es uno de los fundadores y propietarios de la escuela bilingüe Mayan School que abrió operaciones en 1977. También es accionista de empresas como Dinacsa, Silenciadores Mitchell, Lubricar, Comin, Cinsa y cofundador de la Cooperativa Elga.
De Bigos y la Mayan Shool dijo que “fueron fundadas sin contar con capital más que pequeños préstamos bancarios y uso de créditos comerciales”.
Recordó que los primeros años enfrentaron “muchísimos problemas y vivíamos de modestos sueldos que nos permitían dedicarle tiempo y esfuerzo a los negocios recién iniciados”.
Todo, agregó, “lo hicimos con gran entusiasmo y con la idea fija de brindar un buen producto con precios justos y accesibles al público”.
“La experiencia mía me dice que sí se puede lograr el éxito, siempre y cuando haya respeto”.
Planteó que la ética empresarial debe ser la brújula de todo individuo que escoja el sendero del emprendimiento.
“Estoy convencido que nuestra querida Honduras solo tiene una forma para salir adelante y es la educación, y no solo educación para figurar en la estadística de alfabetismo, sino orientada a la producción con profesiones que sirven para generar riqueza. Esto a través de la creación de empresas de todo tipo de servicios, sino a la transformación de materias primas y lograr que el valor de los productos cambien y se queden en Honduras”.