TEGUCIGALPA
Mientras ocho millones de toneladas de plásticos entran al océano cada año, la gran pregunta es cómo reconciliar este producto y su innegable funcionalidad con un sistema que en el largo plazo genera pérdidas en el valor del material y consecuencias ambientales.
Los empaques son el principal uso que se le da al plástico a nivel global, pero solo el 2% del plástico que ingresa al mercado es convertido en nuevos empaques.
Sin embargo, hay señales alentadoras. La Comisión Europea anunció su estrategia de plásticos, Francia hizo el ambicioso compromiso de reciclar el 100% para el 2025 y el Reino Unido anunció un plan ambiental de 25 años que busca alejarse de la cultura del desecho plástico. Adicionalmente, docenas de medidas regulatorias han sido introducidas en ciudades, países e instituciones internacionales alrededor del mundo en los últimos meses.
La industria también está tomando acciones. Unilever prometió usar plástico 100% reusable, reciclable o compostable para el 2025. La Fundación Ellen MacArthur anunció que 11 marcas líderes, productoras y comercializadoras de envases y empaques habían hecho un compromiso similar, algunas de ellas apuntando a ambiciosos objetivos de reciclaje.
Los negocios pueden implementar cuatro acciones para acelerar la migración hacia una economía circular de los plásticos, manteniéndolos como un material valioso en la economía y alejado del océano.
Primero, mientras muchos negocios y gobiernos están concentrados en el reciclaje, se necesita de manera urgente que miren más allá. Es vital invertir en formas innovadoras para entregarle a los usuarios los productos sin generar desecho plástico gracias a nuevos modelos de negocio, tecnologías y materiales que pueden ayudar a resolver este desafío y proveer una oportunidad global de $10 billones de dólares.
En segundo lugar, respecto a los envases de plástico que se ponen en el mercado, más empresas deben seguir el ejemplo de las 11 destacadas en Davos recientemente, diseñando sus empaques de manera sostenible.
Tercero, los negocios necesitan definir de manera colaborativa un “Protocolo Global de Plásticos” que aporte un direccionamiento y definiciones comunes. La realidad es que el sistema actual es demasiado indulgente con la ambigüedad; términos como “bioplástico” o “reciclable” pueden crear confusión y, enfrentémoslo, constituye un refugio seguro para aquellas compañías que hacen ver sus productos o servicios como sostenibles, cuando en realidad no lo son. Adelantándonos un paso, esta iniciativa podría ayudar a la industria a alinearse en la elección de materiales para garantizar que solo los materiales sostenibles puedan ser reciclados, reusados y biodegradados de manera segura.
Mientras ocho millones de toneladas de plásticos entran al océano cada año, la gran pregunta es cómo reconciliar este producto y su innegable funcionalidad con un sistema que en el largo plazo genera pérdidas en el valor del material y consecuencias ambientales.
Los empaques son el principal uso que se le da al plástico a nivel global, pero solo el 2% del plástico que ingresa al mercado es convertido en nuevos empaques.
Sin embargo, hay señales alentadoras. La Comisión Europea anunció su estrategia de plásticos, Francia hizo el ambicioso compromiso de reciclar el 100% para el 2025 y el Reino Unido anunció un plan ambiental de 25 años que busca alejarse de la cultura del desecho plástico. Adicionalmente, docenas de medidas regulatorias han sido introducidas en ciudades, países e instituciones internacionales alrededor del mundo en los últimos meses.
La industria también está tomando acciones. Unilever prometió usar plástico 100% reusable, reciclable o compostable para el 2025. La Fundación Ellen MacArthur anunció que 11 marcas líderes, productoras y comercializadoras de envases y empaques habían hecho un compromiso similar, algunas de ellas apuntando a ambiciosos objetivos de reciclaje.
Los negocios pueden implementar cuatro acciones para acelerar la migración hacia una economía circular de los plásticos, manteniéndolos como un material valioso en la economía y alejado del océano.
Primero, mientras muchos negocios y gobiernos están concentrados en el reciclaje, se necesita de manera urgente que miren más allá. Es vital invertir en formas innovadoras para entregarle a los usuarios los productos sin generar desecho plástico gracias a nuevos modelos de negocio, tecnologías y materiales que pueden ayudar a resolver este desafío y proveer una oportunidad global de $10 billones de dólares.
En segundo lugar, respecto a los envases de plástico que se ponen en el mercado, más empresas deben seguir el ejemplo de las 11 destacadas en Davos recientemente, diseñando sus empaques de manera sostenible.
Tercero, los negocios necesitan definir de manera colaborativa un “Protocolo Global de Plásticos” que aporte un direccionamiento y definiciones comunes. La realidad es que el sistema actual es demasiado indulgente con la ambigüedad; términos como “bioplástico” o “reciclable” pueden crear confusión y, enfrentémoslo, constituye un refugio seguro para aquellas compañías que hacen ver sus productos o servicios como sostenibles, cuando en realidad no lo son. Adelantándonos un paso, esta iniciativa podría ayudar a la industria a alinearse en la elección de materiales para garantizar que solo los materiales sostenibles puedan ser reciclados, reusados y biodegradados de manera segura.
Finalmente, un diálogo constructivo entre la industria y el gobierno es un prerrequisito para hacer un buen progreso. Los líderes de negocio necesitan promover junto a los gobiernos las políticas requeridas para cambiar el sistema; por ejemplo, a través de la implementación de esquemas efectivos de responsabilidad extendida al productor.