Zaragoza, España.- El fútbol no se juega solo en el campo, también se juega en los pasillos de los despachos, en las redes sociales, en los gestos que, aparentemente inocuos, pueden decir mucho más que cien palabras.
Esta semana el fútbol hondureño, el Real Zaragoza y miles de aficionados que han seguido con entusiasmo la aventura europea de Kervin Arriaga recibieron un mensaje que ha sacudido el ambiente.
Un simple post en redes sociales, una frase cargada de emotividad y misterio: “Pase lo que pase, LA ROMAREDA siempre será mi estadio. Gracias por todo.” La publicación que hizo el mediocampista catracho en su cuenta oficial de Instagram se convirtió en tendencia en Zaragoza.
Y no es para menos ya que muchos aseguran que se trata de una despedida. ¿Es una manera elegante de confirmar que no seguirá en el Real Zaragoza? ¿O es apenas un gesto nostálgico hacia un estadio que cerrará temporalmente sus puertas por remodelación? La interrogante está planteada.
Y aunque oficialmente ni el club ni el entorno del jugador han confirmado nada, lo cierto es que los rumores sobre un posible fracaso en la negociación de compra de su ficha con el Partizán de Belgrado club dueño de sus derechos han tomado fuerza en las últimas horas.
El fenómeno Arriaga en Zaragoza tomó mucha fuerza luego de llegar como refuerzo de invierno a convertirse en figura indiscutida. Kervin Arriaga llegó al Real Zaragoza y rápidamente se hizo de un puesto en el esquema titular del club.
Su fichaje, inicialmente una cesión desde el Partizán de Belgrado con opción de compra, fue visto con escepticismo por algunos sectores de la prensa aragonesa. No por falta de calidad, sino por el escaso conocimiento sobre el fútbol centroamericano. Pero bastaron pocos partidos para que el mediocampista nacido en Puerto Cortés silenciara las dudas y se convirtiera en un pilar del equipo.
Con una mezcla de potencia física, visión táctica y temple, Arriaga se ganó rápidamente el puesto de titular. Fue clave en partidos decisivos por la permanencia, anotó un gol importante, y sobre todo, mostró carácter en un equipo que lo necesitaba con urgencia.
Su conexión con la afición fue inmediata, al punto de que fue votado como el mejor jugador del mes de enero por los propios seguidores zaragocistas. En un equipo sumido en la incertidumbre y el nerviosismo por la amenaza del descenso, el hondureño se convirtió en referente y en símbolo de esperanza. Por todo eso, el mensaje que publicó en sus redes sociales causó tanto impacto.
La frase que plasmó en sus redes, para muchos, representa una despedida elegante, una forma sutil de decir adiós sin generar polémicas. Otros, sin embargo, han querido ver en ella un simple tributo al estadio zaragocista, que será remodelado de cara al Mundial 2030.
Después de todo, el último partido en La Romareda se vivió como una ceremonia, cargada de emociones y simbolismo. Pero los rumores en el entorno del club apuntan a una posible razón más concreta: el Real Zaragoza no habría logrado llegar a un acuerdo económico con el Partizán para la compra definitiva de la ficha de Arriaga.
La cantidad de dinero que pide Partizán por Kervin Arriaga
Al parecer, el club serbio exige una suma superior a la que el Zaragoza está dispuesto —o puede— pagar en este momento, considerando su delicada situación financiera. El contexto contractual Arriaga llegó a Zaragoza en calidad de préstamo con opción de compra. La operación fue celebrada como una buena gestión por parte del club español, ya que permitía evaluar el rendimiento del jugador antes de asumir un compromiso económico mayor.
Pero su buen desempeño ha elevado sus acciones. Se especula que el Partizán estaría pidiendo más 600 mil euros, una cifra que, aunque no parece excesiva para muchos clubes europeos, resulta elevada para un Zaragoza con cuentas ajustadas y otras prioridades urgentes, como la construcción de su nuevo estadio.
En este escenario, la directiva zaragocista se encontraría en una encrucijada: o presionar para cerrar la compra y apostar por Arriaga como figura de futuro, o priorizar otras áreas y dejar ir a un jugador que ya se ha ganado el corazón de la afición.
Por: Roberto Morales