Honduras

Honduras: Redes del narcotráfico penetraron a altos oficiales

La competencia en el mercado de lo ilícito es feroz entre una gran cantidad de oficiales y policías. Ministros de seguridad y directores policiales conocieron quiénes están ligados al hampa y no hicieron nada.

06.02.2014

“Ustedes son juras”, increpó el “coime” al ver tres individuos que entraron al billar y le pidieron que les vendiera droga. ¡No! Solo queremos que nos venda un poco de lo que usted ya sabe, le contestó uno de los interpelados.

Ante las insistencia del empleado, los investigadores le dijeron que sí, que eran policías y que iban a una misión a Olancho, y que sabían que ese negocio era de uno de sus jefes.

Le pidieron que por favor les vendiera unos gramos de cocaína y que no le dijera nada a su patrón porque si no los iba a correr.

De esta forma los agentes, dirigidos por un oficial, compraron tres mil lempiras de droga en aquel establecimiento ubicado en Guaimaca, Francisco Morazán, supuestamente propiedad de un alto oficial de la Policía.

El alucinógeno fue llevado a los laboratorios de Medicina Forense
para corroborar su pureza.

El nombre del oficial -presunto dueño del establecimiento donde los investigadores compraron la droga- también apareció en los listados de depurados en octubre de 2012, pero extrañamente continuó en la institución, y recientemente su nombre salió en la lista de los que se retiran con baja honrosa.

En una lista y en documentos de oficiales vinculados a diversos delitos a los cuales tuvo acceso EL HERALDO, al oficial, supuestamente dueño del billar antes mencionado, se le señala de: “venta de droga en sus negocios ubicados en Guaimaca, abogar por policías delincuentes, extraviar expedientes investigativos de la Inspectoría y robo de cuatro computadoras laptop de Inspectoría General”.

Vínculos

La relación de oficiales y policías con el narcotráfico, el crimen organizado y el enriquecimiento ilícito es espantosa.

En el mercado de lo ilegal la competencia es feroz entre oficiales y policías.

Estos servidores públicos pusieron el poder, el uniforme y las armas que les dio el Estado para proteger a la ciudadanía al servicio de lo más oscuro del narcotráfico y del crimen organizado, en muchos casos contando con la complicidad y tolerancia de los altos mandos.

Por eso, a pesar de los informes internos, en la Policía no es sorpresa los vínculos de un comisionado general con traficantes de droga de Olancho
y Colón; los casos de un comisionado, un subcomisionado y un comisario que abogaron por una persona de San Pedro Sula
a quien Estados Unidos
relacionó con el tráfico de estupefacientes.

De igual forma, no es asombroso el hecho de que otro subcomisionado y otro comisario protejan a un supuesto narcotraficante de Comayagua, a quien la Policía, hasta hace dos años, le venía dando protección con
agentes Cobras
.

De 12 comisionados investigados (aparte de los dos relacionados con el narcotráfico) otros cinco son señalados de enriquecerse ilícitamente mediante la negociación de las jefaturas de Tránsito, el desfalco a esa entidad, a través del robo de un millón y medio de lempiras a un diputado, mediante la protección y cobro a oficiales delincuentes.

En cuanto al seguimiento que los investigadores de la misma Policía le hicieron a 13 subcomisionados, revelan que diez de ellos (incluidos los dos que han protegido a narcotraficantes) están vinculados con el crimen organizado y el enriquecimiento ilícito realizando acciones como: el abogar por delincuentes, el cobro ilícito al personal de Policía que se le aplicaría el decreto para separarlos, se les señala de dirigir bandas delictivas dentro de la misma institución, de ser asaltantes, secuestradores, de ejecutar secuestros exprés y extorsión a taxistas y buseros.

A uno de estos subcomisionados se le levantó expediente en el 2001 al encontrársele media docena de carros robados, a otro se le implica en el asesinato y hurto de siete millones de dólares a un supuesto narcotraficante en Apacilagua, Choluteca, hay uno que tiene expediente no solo por enriquecimiento ilícito, sino también por violar a una cadete en la Anapo.

Asimismo hay dos subcomisionados que tienen a su servicio (ad honórem) a personas que las visten de policía, pero que no son policías, ya que fueron depuradas en tiempos del ministro de Seguridad Gautama Fonseca.

Entre tanto, de los 16 comisarios investigados, 15 son señalados de estar implicados en el crimen organizado y de enriquecerse ilícitamente (incluidos los dos que abogan por narcotraficantes) de la siguiente forma: jefeando bandas dentro de la Policía, secuestrando, extorsionando y utilizando las patrullas para realizar los cobros, mediante el robo de armas y municiones de los Cobras y hasta empeñando las armas decomisadas en la posta de Belén.

Inclusive uno de estos comisarios aparece como sospechoso del asesinato de su propio conductor.

También aparece el nombre del comisario que le pasaba, no solo mujeres, sino también armas, celulares y droga -según las investigaciones- al capo Adán Montes Bobadilla
cuando este estaba preso en la Penitenciaría Nacional.

Otro oficial con el mismo rango es señalado de lavado de activos, y otro está involucrado en el desaparecimiento de tres fardos, conteniendo 18 kilogramos de cocaína de la bodega de la Dirección Nacional de Servicios Especiales de Investigación (DNSEI).

De manera similar, de 16 subcomisarios a quienes los investigadores les han dado seguimiento, 15 son relacionados con el narcotráfico, el crimen organizado y el enriquecimiento ilegal.

A unos también se les dio seguimiento por extorsión, asaltos, asesinato y por hurto de siete millones de dólares a un supuesto narcotraficante de Apacilagua, por complicidad de lavado de activos, robo de vehículos y fuga de delincuentes.

A uno de estos subcomisarios, que ya fue depurado, también se le vincula al extravío de tres fardos que contenían 18 kilos de cocaína de las bodegas de la DNSEI, otro fue detenido por complicidad en el lavado de activos.

Asimismo, hay tres subcomisarios implicados en el secuestro de un ciudadano turco en Danlí y que también fueron capturados por la
Dirección de Lucha contra el Narcotráfico

cuando realizaban un operativo ilegal en La Mosquitia, donde le habían quitado 143 kilos de droga a un narcotraficante.


Uno de estos tres subcomisarios también es vinculado al tráfico de ilegales y apropiación de carros decomisados a delincuentes cuando fungió como jefe del Departamento contra el robo de Vehículos de la Policía de Investigación.

A una oficial de investigación también se le abrió expediente por extorsión, por filtrar información a los delincuentes y por supuestos amoríos con un narcotraficante de Colón.

Dentro de la lista también aparece el nombre de un subcomisario que estaba como jefe en la posta de la colonia Planeta, de San Pedro Sula, y que la Policía Militar
lo capturó en noviembre en Choluteca por estar supuestamente vinculado a una pandilla.

De acuerdo a las investigaciones internas de la Policía, este oficial estaría “involucrado en el extravío de armas de los Cobras, nexos con el crimen organizado y enriquecimiento ilícito”.

15 subinspectores de 29 en la lista de investigados aparecen ligados al narcotráfico, al crimen organizado y al enriquecimiento ilegal a través del secuestro, cobro de extorsión a ciudadanos y a gente que se dedica al narcomenudeo en El Pedregalito, Comayagüela.

En lista está el nombre de otra oficial encargada de transportar droga por las postas cumpliendo órdenes de un narco de Colón.

Por otra parte, catorce subinspectores son relacionados con el crimen organizado y el enriquecimiento ilícito, cobrándole a gente que distribuye droga, asaltando a los ciudadanos dentro del mismo cuerpo de guardia, extorsión, asaltos y robo a camiones con mercadería en el occidente del país.

Tres de estos oficiales también son responsabilizados de extorsión y robo de droga de la DNSEI y ya fueron dados de baja, uno de ellos está preso, luego que la Policía lo capturó varias veces.

En el mundo del hampa, los oficiales también tienen competencia de sus subalternos. En la documentación a la cual tuvo acceso EL HERALDO también aparece un suboficial, dos policías clase 1 implicados en extorsiones y narcomenudeo.

Tres policías son señalados de sicariato, de cometer asaltos en motocicleta, extorsión, venta de droga.

También está en lista un policía que se habría hecho millonario tras haber escondido un maletín con dólares que extrajo de una narcoavioneta que cayó en Choluteca hace unos cinco años.

Otros delitos

La gama de delitos que se les señala a los 196 oficiales y policías investigados es ilimitada.

A parte de la cantidad de oficiales y policías antes enumerado, también hay dos comisionados generales relacionados con el extravío de 300 fusiles Fal de los Cobras, a uno de ellos también se le involucra en la pérdida de droga y armas decomisadas que estaban la bodega de la DNSEI.

Otros cinco comisionados aparecen por mala conducta, por abogar por delincuentes, por proteger también a oficiales que delinquen, por complicidad en el robo de 300 fusiles Fal de los Cobras
y por la pérdida de 128 armas decomisadas que estaban en la bodega de la DNSEI.

De igual manera, de otros tres subcomisionados en lista de investigados, a uno se le incrimina en la protección a un policía que mató cinco personas en La Ceiba, Atlántida; también aparece otro por el extravío de los 300 fusiles Fal de los Cobras y un tercero que fue detenido en posesión de 10 fusiles extraviados de los Cobras.

Asimismo un comisario es señalado de tener expolicías depurados trabajando en Tránsito de Choluteca, a otro se le dio seguimiento por desaparecer las evidencias contra un subinspector que fue detenido delinquiendo.

De la misma manera que los otros 14 inspectores que aparecen en lista, tres son involucrados en el robo de armas de los Cobras, otros son vinculados con extorsiones, robo a compañeros y a la institución. Hay uno que ya fue detenido y condenado por un secuestro y extorsión, entre otros delitos.

También hay suboficiales, clases, policías de análisis, motorizados y 46 policías metidos en todo tipo de delitos, así como doce agentes de investigación señalados de cometer homicidio simple y asesinato, como el ejecutado contra un fiscal, cuyo responsable está preso.

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