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Cumple 216 años José Trinidad Reyes

El prócer hondureño luchó por sentar las bases de la educación en el país, prueba de ello es lo que hoy conocemos como la Universidad Nacional Autónoma de Honduras.

11.06.2013

El 11 de junio de 1797 nació en Honduras José Trinidad Reyes, el hombre que sentó las bases de la educación superior en el país.

En esta fecha se celebra el Día del Estudiante, para conmemorar el aniversario de nacimiento de este prócer nacional, aunque probablemente muchos solo piensen en la semana de vacaciones, sin conocer la valiosa labor que inició este hombre en el siglo XIX.

Reyes luchó porque los jóvenes tuvieran una educación superior sin salir de Honduras, pues las universidades tenía las puertas cerradas para ciertos estratos de la sociedad hondureña; y él mismo sufrió esto, por lo que sus propias experiencias fueron motivadoras para el cura que no se detuvo y que brilló con luz propia en una Honduras que todavía estaba ordenando sus piezas en el juego de la política y el poder.

El padre Reyes

Antes de cumplir 20 años José Trinidad Reyes salió de Honduras rumbo a León, Nicaragua, donde se graduó de bachiller en filosofía, teología y derecho canónico. En 1822 se ordenó como sacerdote, posteriormente viajó a Guatemala, donde estudió literatura, después regresó a Honduras, donde iniciaría su gran labor tanto evangelizadora como educativa.

La vida del padre Reyes no fue todo miel sobre hojuelas, antes de irse a estudiar a la Universidad de León su deseo fue estudiar en la Universidad de San Carlos de Borromeo, en Guatemala, y por ser mestizo no tuvo la oportunidad de hacer una carrera en la que era una de las más prestigiosas universidades, la misma en la que estudió José Cecilio del Valle. Viendo esa puerta cerrada se fue a Nicaragua, de donde regresó como cura franciscano, los cuales sí podían estudiar en San Carlos de Borromeo, pero en ese momento Francisco Morazán enclaustra a los curas y monjas de los monasterios y conventos, y nuevamente la puerta se cierra para el padre Reyes, quien no se vio detenido y realizó otros estudios.

Ya en Honduras, motivado por un grupo de muchachos en el que figuraban Alejandro Flores, Yanuario Girón, Pedro Chirinos, Máximo Soto y Miguel Antonio Rovelo, deciden crear la Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto, en 1845, que posteriormente fue elevada a Academia Literaria de Tegucigalpa, y que con el apoyo del gobierno de Juan Lindo se convirtió en la Universidad de Honduras, de la cual fue su primer rector, y que hoy se conoce como Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

El proyecto iniciado en la primera mitad del siglo XIX no fue desde ningún punto fácil, en esa época el tema educativo era difícil, y la inestabilidad política era imperante en una sociedad que carecía de instituciones educativas y donde las luchas fratricidas no eran cosa extraña.

Sin embargo, Reyes se abrió paso y logró que Honduras tuviera su primera institución de estudios superiores en vista de que solo Guatemala y Nicaragua las tenían.

En ese tiempo el padre también fue un promotor cultural, destacó en otras áreas como la música y el dibujo, sin dejar de mencionar que le gustaba escribir, y de ese gusto se desprenden las 16 pastorelas, que eran obras de teatro de carácter religioso, cuyos contenidos cuestionaban, educaban y criticaban a la sociedad, por lo que el prócer es considerado como el precursor del teatro no solo en Honduras, sino en Centroamérica. También escribió un par de villancicos, himnos, discursos y algunos poemas épicos. Además, le dio un sello entusiasta a las fiestas de Pascua.

José Trinidad Reyes no debería ser para los estudiantes y hondureños en general el señor de pelo blanco que aparece con sotana en las figurillas de septiembre, tampoco debería ser un hombre más de la lista de próceres nacionales, debería ser un verdadero ejemplo de perseverancia, un ejemplo de que con educación el hombre deja de tener la mente embrutecida para abrir las puertas de un futuro mejor. Reyes no vio en lo que se convertiría la Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto, pero creyó en el proyecto que muchos años después le daría la oportunidad de estudiar a miles de jóvenes hondureños: la UNAH.

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