Tegucigalpa, Honduras.- En cada hogar, las tradiciones de fin de año son un lenguaje familiar único; son esos gestos aparentemente simples —como hacer la cuenta regresiva a la medianoche, compartir una cena especial o encender una vela— que moldean a los niños a través de recuerdos que los acompañarán de por vida.
Y es que más allá de lo festivo, estas prácticas tienen un peso crucial en el desarrollo emocional de los más pequeños.
“La infancia encuentra en las tradiciones familiares un sentido de pertenencia que, al repetirse, otorgan seguridad y estructura”, señala la psicoterapeuta Helen Maradiaga, quien enfatiza en que estas costumbres conectan a los niños con sus seres queridos y arraigan valores como la gratitud, empatía y el trabajo en equipo.
Por ejemplo, involucrarlos en actividades como preparar la mesa o reflexionar juntos sobre los logros del año fomenta habilidades de introspección y fortalece su autoestima.
La experta subraya que “las experiencias ritualizadas ayudan a entender el tiempo como algo significativo, contribuyendo a su capacidad para gestionar emociones y adaptarse a los cambios”.
A su vez, estas experiencias comunican mensajes de integración y aunque no se mencione verbalmente, se interpreta como “ser parte de algo importante”.
Este sentido es esencial para el desarrollo de la identidad y la seguridad emocional de los niños, mencionó la entrevistada.
Por tanto, que esta Nochevieja sea el momento de valorar y rediseñar algunas tradiciones de adultos, priorizando aquellas que contribuyan al bienestar emocional de los más pequeños.
Actividades para la Nochevieja
Estas tradiciones familiares son una buena opción para fortalecer vínculos, enseñar valores y construir recuerdos que los niños llevarán consigo toda la vida. A continuación algunas actividades para que sus vástagos puedan participar activamente.
- Frasco de gratitud: Cada miembro de la familia escriba aquello que agradece del año. Al final de la noche, se leen juntos, fomentando la introspección y el reconocimiento de lo positivo.
- Mural de metas y sueños: Con cartulinas, marcadores y dibujos, cada integrante puede plasmar sus deseos para el año que viene.
- Actividades culinarias: Cocinar juntos, como postres o la cena principal, les permite aprender sobre el trabajo colaborativo.
- Historias en la mesa: Reunirse en la mesa para contar anécdotas y recuerdos ayuda a conectar a los niños con sus raíces.
- Intercambio de mensajes: Cada miembro de la familia escriba algo positivo sobre los demás y compártanlo durante la cena.
- Noche de juegos: Dedique un tiempo a juegos de mesa o actividades lúdicas que fomenten la unión familiar y permitan desconectarse de las pantallas.
Hábitos a considerar para el nuevo año
- Involucre a sus hijos en la planificación familiar: Permita que los niños contribuyan a definir algunas actividades o metas familiares para promover su sentido de responsabilidad, mientras comparten tiempo de valor.
- Inicien proyectos de aprendizaje juntos: Intégrense en algunas actividades culturales, deportivas o creativas que les permita explorar nuevos intereses y a desarrollar habilidades diferentes.
- Prioricen la salud en familia: Fije rutinas de sueño efectivas, alimentación balanceada y ejercicio regular para ayudar a que los niños empiecen el año con energía y bienestar.