Tradicionalmente las mujeres siempre han invertido mucho menos tiempo en su vida profesional que los hombres. La existencia de unas costumbres sociales todavía muy arraigadas constituye uno de los principales obstáculos con que se encuentra la mujer para desenvolverse profesionalmente.
En los últimos años muchas cosas han cambiado en este sentido, y la mujer ha ido accediendo al mundo laboral de una forma más regular. Para ello han sido determinantes los siguientes factores:
- Matrimonios a edad más avanzada.
- Planificación de la maternidad.
- Independencia de la mujer en el ámbito de la pareja.
- Aumento de la tecnología doméstica.
- Aumento de servicios personales (servicios domésticos, escuelas infantiles...).
- Esperanza de vida más larga.
Todos estos cambios han perfilado la evolución de la sociedad en los últimos años, e inciden en una mayor disponibilidad de tiempo por parte de la mujer y en su independencia económica. “Es evidente que todos estos cambios han sido fruto de una transformación socioeconómica y de la manera de vivir y concebir el mundo que ha derivado hacia un cambio en la mentalidad de la gente”, dijo la experta en recursos humanos Doris Rivas.
No hace tantos años, la presencia de las mujeres en las universidades era minoritaria y en algunas facultades prácticamente inexistente. Pero en las últimas décadas el acceso de la mujer a la enseñanza superior ha sido masivo. Hoy en día las mujeres constituyen más de la mitad de alumnos de las universidades; únicamente en las escuelas técnicas superiores continúan siendo minoría, especialmente en las carreras pertenecientes al área de ingeniería y tecnología.
Las motivaciones de las mujeres emprendedoras
- Necesidad de autoempleo. Muchas profesionales están optando por trabajar vía free-lance. En ocasiones, son mujeres emprendedoras con vocación empresarial que deciden poner en práctica sus habilidades y capacidades estableciéndose de manera autónoma.
- Independencia. Por motivos de discriminación se les imposibilita la promoción y el ascenso en su puesto de trabajo. En consecuencia, muchas optan por independizarse y, con la experiencia adquirida, crean su propia empresa en el mismo sector y en directa competencia con aquella en que originariamente trabajaban.
¿Cómo compaginar la familia y la empresa?
La disponibilidad de la mujer emprendedora soltera para la empresa es prácticamente total. El gran reto lo tiene la mujer emprendedora madre de familia, quien debe aprender a compaginar la familia, la vida social, la formación permanente y la empresa. La situación para la mujer puede convertirse en un dilema insostenible entre la empresa y la familia.
En este punto, algunas mujeres han debido elegir. Sin embargo, otras no han querido renunciar a sus derechos, han apostado por sacar adelante la empresa y la familia. Esta alternativa exige un potencial energético fabuloso.
“Socialmente, hoy en día está bien visto que la mujer trabaje unas horas fuera de casa. No obstante, para los hombres es generalmente intolerable que la profesión de la mujer no tenga horarios, ni fiestas ni vacaciones”, indicó la experta en recursos humanos, quien también agregó que en nuestra sociedad las parejas en que la mujer tiene un cargo profesional o político de responsabilidad tienen más riesgo de separarse que aquellas en las que es el hombre quien tiene la vida pública.
Sin embargo, la calidad y la estabilidad de la vida afectiva repercuten positivamente en el bienestar de la mujer emprendedora y aumentan su energía, lo cual le permitirá dedicarse con mayor intensidad y creatividad a su profesión o empresa.
“Desde un punto de vista cultural, el hombre siempre ha disfrutado de una posición preponderante en la estructura social y familiar. Para autoafirmarse y sentirse seguro ha necesitado ser el centro de atención de la mujer”, explicó la entrevistada.
En efecto, resulta difícil compaginar los diferentes aspectos de la vida cuando se tiene que hacer cargo de la responsabilidad de una empresa. Muchas empresarias separadas o divorciadas se sienten culpables de la ruptura de su pareja y lo achacan a su empresa. A menudo la convivencia es más armónica en aquellas parejas creadas cuando tanto él como ella ya eran empresarios o profesionales, pues los pactos de mutua colaboración y aceptación son entonces más fáciles.
El panorama actual no es demasiado optimista y el porcentaje de empresarias separadas, divorciadas o solteras es muy elevado. Esto no quiere decir que familia y empresa sean incompatibles. Es posible compaginar ambas actividades, pero falta una gran dosis de voluntad y mucho apoyo y comprensión por parte de la pareja.
Los hijos suelen mostrarse comprensivos ante estas situaciones. Si la madre les dedica verdadero amor y se preocupa realmente por sus vidas, ellos no tendrán excesivos problemas a la hora de asumir que su madre también tiene otras preocupaciones profesionales.
Cambios en el mercado laboral
- La mujer ha demostrado su capacidad aun cuando no se haya aprovechado en un porcentaje muy elevado.
- Se ha incrementado la competencia profesional femenina.
- La mujer escoge carreras con mayor potencial de desarrollo profesional.
- Existe una aceptación de la mujer como profesional no solamente en puestos de trabajo no cualificados.
- Se da una integración de la mujer en las empresas en puestos directivos y ejecutivos.
Decálogo de la felicidad de la empresaria
Estar en paz con una misma, haciendo siempre lo que desea con sentido de la responsabilidad.
- No ambicionar ni envidiar cantidades de cosas, sino calidad.
- Aprender a vivir en armonía, manteniendo el equilibrio entre el trabajo y la vida privada.
- Delegar y no tratar de tenerlo todo controlado.
- No sentirse eternamente culpable.
- Buscar tiempo para sí misma.
- Disfrutar de los hijos, la familia, los amigos...
- No aferrarse demasiado a las cosas.
- Tener claro que no existen fracasos, solo experiencias: unas positivas y otras negativas.
-No intentar ser una supermujer. Las mujeres no deben aceptar sacrificios tan imposibles de soportar.