Tegucigalpa, Honduras.- Bajo el cielo estrellado de Tegucigalpa, iluminado por la fe inquebrantable de su pueblo, miles de hondureños comenzaron a llegar desde el domingo a la Basílica de Suyapa para rendir homenaje a la Reina y Patrona de Honduras.
La celebración del 278 aniversario del hallazgo de la Virgen de Suyapa no es solo una festividad, sino un testimonio vivo de que los milagros existen y la fe mueve montañas.
Desde todos los rincones del país, fieles llegaron en excursiones multitudinarias y otros en solitario, guiados únicamente por la devoción que los impulsa a postrarse ante la “Morenita” con súplicas de sanación, prosperidad y gratitud.
Las filas eran interminables, pero la espera no importaba; cada paso hacia la Virgen era un acto de amor y esperanza.
En las áreas verdes, cientos de personas improvisaron carpas con lonas y mantas, creando un verdadero campamento de fe donde cada historia era un testimonio de milagros concedidos.
En estos lugares, las familias pernoctan por varios días como una tradición y ser parte de las actividades que se realizan previo a cada aniversario.
Porque sí, los milagros existen. Se reflejan en el rostro de la madre que da gracias porque su hijo sanó, en el peregrino que, tras años de súplica, regresa para cumplir su promesa, en el humilde devoto que, entre lágrimas, siente el abrazo de la Virgen en lo más profundo de su alma.
La intercesión de la Virgen de Suyapa es una certeza en el corazón de su pueblo, que año tras año reafirma su amor y devoción por ella.
Uno de esos miles de testimonios fue el de Asunción Gonzales, una madre hondureña que llegó desde Santiago de Puringla, La Paz, para honrar a la Virgen de Suyapa.
“Vengo hasta acá todos los años para agradecer por la salud de mis hijos y familiares, uno siempre pasa por problemas y es la Virgen quien intercede ante Dios para cumplir nuestros milagros”, dijo Gonzales.
Alborada
Al caer la noche, los himnos de la fe se elevaron con las voces de más de una docena de artistas hondureños que interpretaron lindas canciones inspiradas en la Reina de Honduras.
En la medianoche, el canto de las mañanitas fue a un solo eco, mientras una multitud emocionada iluminaba el templo con velas y corazones llenos de gratitud.
Este 3 de febrero, Honduras no solo celebra una fecha, sino una historia de fe, esperanza y amor eterno.
Porque bajo el manto de la Virgen de Suyapa, el pueblo hondureño sigue encontrando milagros, consuelo y la certeza de que nunca camina solo.