Tegucigalpa, Honduras.- Don Gerardo López Aguilar, de 77 años, enfrenta todos los días grandes desafíos, por lo que una silla de ruedas se ha convertido en su principal esperanza para realizar sus actividades diarias con mayor facilidad.
Desde 2013, cuando le amputaron la pierna derecha, su vida cambió de manera radical. En ese momento dependió de una prótesis para continuar con sus labores; sin embargo, con el paso de los años, su salud se deterioró debido a la diabetes mellitus que padece.
La enfermedad le ocasionó una pérdida casi total de la vista y, en la actualidad, lo que más necesita es una silla de ruedas que le permita desplazarse con seguridad y recuperar parte de su independencia.
“A padre también le dio dengue grave hace dos meses que afectó sus sistema neurológico, sistema visual y su masa muscular lo que le provocó debilidad en su cuerpo y no se puede exponer a utilizar muletas”, detalló Ana López, quien ha permanecido a su lado en todo momento.
La situación se ha vuelto más difícil para don Gerardo, pues la movilidad se convirtió en un riesgo constante. Por ello, una silla de ruedas se presenta como una necesidad urgente.
“Es la única forma de que se pueda movilizar porque mi padre, sino está con ayuda o una silla no se puede trasladar corre el riesgo de caerse”, expresó su hija, quien está al cuidado de su progenitor.
Las caídas ya le han dejado secuelas en el cuerpo. Por su debilidad y al intentar moverse sin apoyo, don Gerardo ha sufrido quebraduras en la mano derecha y fisuras en dos costillas, lo que aumenta aún más la urgencia de brindarle el apoyo necesario.
Ana, su hija, ha dedicado los últimos cinco años a cuidar a su padre. La joven hace un llamado a la solidaridad de los hondureños para mejorar la calidad de vida de su papá en medio de tantas dificultades.
“Una silla de rueda sería un granito felicidad para mi papa”, expresó López con la esperanza puesta en los corazones solidarios de la población.
Su mensaje refleja el anhelo de una hija que, más allá del cansancio y las limitaciones, solo quiere ver a su padre moverse con dignidad y sin dolor.
Don Gerardo López, agradecido de antemano, asegura que cualquier ayuda será recibida con amor. A sus 77 años, la vida le ha puesto pruebas duras, pero cuenta con el apoyo incondicional de su hija.
“Estará muy agradecido con los hondureños que puedan aportar en la donación de la silla”, expresó Ana, convencida de que la bondad de la gente siempre se hace presente cuando más se necesita.
Las personas, empresas u organizaciones que deseen colaborar con esta causa pueden comunicarse a los números 9671-8101, 9456-1400 o 9940-0221.