TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Aunque su mente se aloja en un plano sensorial diferente, la sinceridad y la falta de malicia son cualidades que el destino le concedió, Matheo Hernández es un niño autista de cuatro años.
En la actualidad, gracias al esmero y cariño de sus padres, de la mano del extraordinario trabajo que desarrolla la Fundación Javier (Funjavi), el pequeño ya muestra sus emociones, comunica sus necesidades, socializa y el pánico a las multitudes y ruidos desapareció.
Jesús Meza, padre de Matheo, relató que a su vástago le diagnosticaron el trastorno a los dos años de edad. Con prontitud lo llevó a un centro médico privado, el tiempo pasó y el menor no mejoró.
“Todo lo que gasté en el lugar privado y no hubo mejoras, aquí desde el primer mes tuvo una transformación radical”, explicó.
Gracias a la atención de los especialistas, Hernández detalló que Matheo ahora se sabe el abecedario en cuatro idiomas, cuenta del uno al cien, sabe leer e incluso “a veces dice cosas en inglés que no entiendo, es impresionante”, expresó.
EL HERALDO dice presente
Porque las donaciones inyectan esperanza a la fundación que cambia la vida de las familias y los pacientes, las buenas acciones merecen apoyo y por eso parte de los fondos que se recolecten por las inscripciones de la Octava Vuelta Ciclística de EL HERALDO serán para la Funjavi.
La carrera se desarrollará el 10 de noviembre a partir de las 6:00 de la mañana en un circuito de 41.2 kilómetros en el anillo periférico.
Cada competidor donará 300 lempiras para ser parte de la justa ciclística.
