Sucesos

Doña Trinidad se quedó sin Pelusa, Negrita y Simba en incendio en la colonia José Arturo Duarte

Doña Trinidad y 14 personas quedaron en la calle debido a que las llamas arrasaron sus pertenencias

03.04.2017

Tegucigalpa, Honduras
Las lágrimas le rodaron por sus mejillas y la voz de doña Trinidad Ávila, de 52 años, se entrecortaba al recordar y hablar de sus mascotas.

La mañana del lunes, un voraz incendio arrasó con su vivienda y otras dos, arrebatándole a sus más fieles amigos, sus perritas Pelusa y Negrita y su pequeño gato al que llamaba Simba.

Las tres mascotas eran la compañía de doña Trinidad cuando sus hijos y nietos salían a la escuela y al trabajo, por lo que les tenía un gran cariño.

La humilde mujer, que tenía su vivienda construida de madera en la colonia José Arturo Duarte, se lamentaba más por la pérdida de sus animales que por los estragos del fuego a su vivienda y sus pertenencias al considerar que “las puede reponer”.

Cuando empezaron las llamas, y al sentir el calor, las perritas se fueron a meter bajo la cama y el gato en uno de los rincones, por lo que murieron calcinados.

Hacía cuatro años doña “Trina” había adoptado a Pelusa, la que un año más tarde parió a Negrita.

4,500

lempiras que guardaba la mujer en su cartera se le quemaron.

Incendio
El siniestro, que se registró a eso de las 5:20 de la mañana del lunes, convirtió en cenizas tres viviendas donde residían 15 personas, que quedaron completamente en la calle, debido a que perdieron todo lo que tenían.

Los menores quedaron sin sus uniformes, cuadernos y su prendas personales. Igual ocurrió con los adultos que se quedaron solo con la ropa de dormir que tenían puesta.

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Luis Sevilla, miembro del Cuerpo de Bomberos, detalló que las pérdidas fueron materiales.

“Las llamas destruyeron tres viviendas construidas de madera y lámina de zinc. No tenemos las causas que provocaron el incendio porque no hay ninguna evidencia”, dijo Sevilla.

Las personas adultas que estaban en el interior de las viviendas se encargaron de sacar a los niños que en ese momento dormían, porque de lo contrario el hecho hubiese sido trágico y dramático.