Siempre

Artículo de Octavio Carvajal: Usurpadores

Si con JOH tuvimos a un “abusivo y pervertido”, ¿por qué mimar que otro u otros, camuflados y fatuos, usurpen el cargo de Xiomara Castro?
27.02.2022

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Desde su discutida reelección Juan Orlando Hernández Alvarado fue señalado de “usurpador” por sus rivales. Salvador Nasralla, actual vicepresidente, lo acusó de robarle los votos en 2017. JOH ahora está preso.

El imperio lo pidió por narcotráfico y corrupción. El rumbo, suerte y mando del país lo tiene Xiomara Castro, que deberá driblar seriamente a quien intente suplantarla.

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Si en el pasado reciente vivimos en carne propia abusos de unos y de otros, doce años de cachos, cuatro en manos de Porfirio Lobo Sosa y ocho muy duros con JOH, ambos señalados de nepotismo (parentela hasta en sanitarios), corrupción, narcotráfico, no es para tener otro grupo de “héroes” disfrazados, tirando la piedra y escondiendo la pezuña. Todos tienen sus detalles.

ELLAS

El usurpador no solo es aquel o aquella que toma a la brava o bajo timo el poder, también es ese o esa que sutilmente “rige” a su antojo el dinero ajeno, la justicia y las leyes mientras tintinan “democracia”. Décadas secuestradas por familiones en crueles dictaduras y juntas militares. Cada quien con su cuento de decoro rodeados de machos y damas de inodoro. “La esposa del presidente tal... la esposa del general tal”. Ja, ja, ja.

Honduras ha sido y sigue siendo violada una y otra vez por capataces -incluye financieros- que igual usurpan a través del o los usurpadores de turno. El país, con o sin elecciones cristalinas, siempre es “gobernado” al gusto y codicia de políticos, militares, policías y empresarios que buscan maquillar sus maldades en una prensa dócil, la misma sublime de cada época gubernativa.

CANASTAN

Cada nuevo (el que esté libre de pecado que lance la primera piedra) ver a un presidente que con todo y prole usurpa todo a su paso. Tuerce de nación que la mayoría de regentes, adrede o no, mete, con descaro total a parientes en Casa Presidencial y en cargos selectos de lo público o en el servicio exterior, ante el silencio y olvido de morales, de hocicos serviles.

¿Cuáles promesas de pureza?
En la llanura muchos -entre “politólogos e intelectuales”- son unos loros usurpando frases célebres de pilares de ética, mesura y humildad probada y no gritada. No obstante, esos castos arteros evocan -por falta de seso- escuelas de Aristóteles -padre de la ciencia política-, de Gandhi y unos “ateos” se atreven a decir que “debemos emular” a la canonizada Madre Teresa de Calcuta (Agnes Gonxha Bojaxhiu).

Lo que no dicen es que nomás les tiran una chamba (saltan de su gruta) pierden su falsa ruta de moral y clavan, además, a sus hijos(as), a su amante (macho o dama) y a su suegra, ya sea alrededor de sus inútiles escritorios para usurpar -fisgoneando- el puesto de otros(as). El hablar es una cosa, el andar y el actuar son otras en una Honduras donde de nada servirá cambiar el color de la bandera a blanco si lo enlodan y agravian usurpadores, “guerrilleros” de tripas.

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Estos afanosos(as) protagónicos de pintar sus cursis perfiles son los mismos que saltan en sendos foros televisuales o radiales con animadores casualmente enredados en listas de corrupción o dirán que les están suplantando sus nombres. En una sucia sociedad como la nuestra, llena de egoísmos y prejuicios, el plomo flota y el corcho se hunde y “el delincuente soy yo”.

FALSOS

Medio mundo se pumpunea el pecho, alardea pundonor y ya montado en cualquier cargo desmonta a otros(as) con doblez o sin pudor. El o los usurpadores también logran el señorío usurpando su propia identidad. Son claros usurpadores de la moral enaltecidos por la inopia popular. Paradójico que, en pleno adelanto, lo que antes era malo, hoy, es bueno, cuando lo malo siempre será malo.

Tenemos nuevo gobierno en manos de la primera presidenta de Honduras, Xiomara Castro, quien, sin tientos ni galanterías, deberá cambiar de ruta la nación, apartarla y apartarse de malsanos, vividores que en el pasado reciente riñeron la usurpación del poder y ahora hablan, respiran, caminan y actúan por ella. No permita, bajo ningún punto, señora Castro, que le releven otros que aún se sienten elevados.

Dé cátedra mujeril. Si en la Policía el 40% de los mandos cayó en damas con pistola y tolete, su régimen debe sacar a porrazos a todo aquel o aquella que sueñe usurpar lo que a usted como mujer le confirió un millón setecientos mil hondureños. ¡Ni olvido ni perdón!, ¿verdad, doña Bertha?

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