Siempre

Artículo de Octavio Carvajal: ¿Y no que no?

Para quienes infaman nuestros puntos y comas les sugerimos ir de compras a Miami. Si no regresan, nos avisan, por favor, si no es molestia

14.03.2020

TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Desde la primera extradición de Arnaldo “El Negro” Lobo, en abril de 2014, las capturas y “entregas voluntarias” a Estados Unidos por narcotráfico no han cesado. Pese a que ciertos periodistas y unos “empresarios” han tratado de desmeritar estas letras, grandes, medianos y pequeños siguen cayendo por el norte. Entran por Miami y los prenden al salir.

De todos es harto conocida la forma en que, uno a uno y de repente de dos en dos, han caído (sin darnos cuenta) galanes tirados de castos, políticos y oficiales de Policía liados a capos de monte que también se rindieron en otros países ante agentes de la Oficina para el control de Drogas (Drug Enforcement Administration, DEA, por sus siglas en inglés).

Ya no crean que pagando onerosos reporteros limpiarán el pus de sus vidas. Aquí todos nos conocemos. Lastimosamente, hay personajes de linaje que hacen ver limpio al sucio y al astuto como una mansa paloma'.

Los gringos no saben de amistades más que de intereses. Empero, aquí, unos cuantos o quizá, un buen grupo de “sangre azul”, cree o sueña que escapará del azote gringo si comete delitos transnacionales afines al narcotráfico y lavado de activos. Se fue “El Negro” Lobo, “Don H”, Fabio, “Tony” y recién cayó otro que entró por Miami y lo toparon por capo cuando salía.

Brindis

Recuerdan las exquisitas cordialidades oportunas con Los Cachiros, Los Valle y otros temibles capos, con quienes amanecían con la barriga de fuera en grandes comilonas celebradas en sus aposentos del tráfico de drogas para transar costosas campañas presidenciables, comprando conciencias de jueces, fiscales, policías y de militares, entre otros.

En ciertas citas estuvieron unos dos o tres reporteros (muy ricachos ahora) diestros en tráfico de influencias y otras trampas maquiavélicas contra sus estorbos. Y no se crean que los gringos ignoran sus pasos. Al imperio nada ni nadie le pone prisa con las extradiciones. Hilvanan metódicamente cada gramo para saber quién o quiénes cargaron los kilos.

Así siguen, mansamente cachando a todo pícaro y blasfemo. Al norte no se le van ni falsos pastores. Aquí muchos están arriba a pura cocaína y encumbrados creen que jamás caerán. Están equivocados todos aquellos que nunca ven para abajo y cuando lo hacen no se imaginan en el fango. Saben dónde están unos “empresarios” de la costa norte y otros que malamente exigen moral siendo narcos.

Ya no crean que pagando onerosos reporteros limpiarán el pus de sus vidas. Aquí todos nos conocemos. Lastimosamente, hay personajes de linaje que hacen ver limpio al sucio y al astuto como una mansa paloma. Olvidan que cada uno tiene su loma de pillerías. Todo tiene su tiempo y a cada quien le llegará su día en que se palme en una prisión estadounidense
por bandolero.

Claro, cierto sector o sus zalameros les dan encomio para que con cara de yo no fui salgan en medios de prensa, tirados de santos y bondadosos. Desbordan su frescura y “aplauden” con temor y odio al mismo tiempo, las extradiciones por narcotráfico. Alegan que sus emporios son esfuerzo y tesón de su ascendencia, pero tienen sello del camino torcido.

En cortes norteamericanas y periódicos internacionales sus caras salen hasta el copete de coca. Fulano de tal, ¡Narco!; mengano, “Cómplice”. ¿Y no que no? Traición se paga
con traición.