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La historia de Honduras grabada en bronce y mármol

Estatuas, esculturas y bustos de los próceres nacionales, testigos de su grandeza, sobreviven al tiempo en la capital.

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16.09.2012

Sus imponentes figuras de bronce y mármol, que sobreviven con creces al paso del tiempo, solo reciben el acecho de las miradas curiosas cuando se celebra el aniversario de la Patria.

La vida y obra de los próceres patrios parece impresa en estatuas y esculturas en varios puntos de la ciudad. La más imponente, al igual que su historia, es la estatua ecuestre de Francisco Morazán en el corazón de la plaza Central.

La escultura de bronce, que muestra al héroe sobre un corcel, fue colocada en 1883 por decreto del expresidente Marco Aurelio Soto, quien la encargó a París, Francia.

Morazán es quien más bustos y esculturas tiene en la ciudad, pero no menos importante es la estatua de José Cecilio del Valle, que ocupa desde 1883 la placita del parque en su honor en el centro de Tegucigalpa.

Esta estatua y dos bustos, uno del general José Trinidad Cabañas y otro de José Trinidad Reyes, ubicados en la plaza La Merced, fueron ordenados también por Marco Aurelio Soto.

El padre Reyes también tiene su homenaje en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras. La estatua del escultor Mario Zamora data de los años 90 y se localiza en la plaza del alma máter. Y en el parque Herrera luce desde 1915 un busto del primer jefe de Estado, Dionisio de Herrera.