La historia vigila sigilosamente sus pasos, de emprendimiento, entrega, lucha, compromiso y responsabilidad, en aras del más sublime amor por Honduras.
Y es que esos valores, virtudes y cualidades que evoca el nombre del doctor Enrique Aguilar Paz son el reflejo de una vida que ha trascendido fronteras sin límite de distancia, tiempo o idioma.
Este polifacético médico, catedrático, científico, político, diplomático, altruista y escritor ha marcado la vida e historia de los hondureños por su espíritu incansable de lucha.
LEGADO.
Este destacado hondureño nació el 15 de febrero de 1931 en el municipio de Pespire, Choluteca, en el hogar del doctor Jesús Aguilar Paz y la señora Eva Cerrato.
“Me siento muy honrado de tener un hogar especial. Mi padre fue un maestro de Santa Bárbara que se graduó en 1914, siendo alumno del ilustre maestro de generaciones don Pedro Nufio, a quien prometió realizar un retrato cartográfico de Honduras el cual cumplió con tenacidad, constancia y perseverancia, para entregarle al país una obra tan bien terminada con un trabajo de campo extraordinario de ocho años”, manifestó Aguilar.
El legado más grande para el doctor Enrique ha sido la figura de su padre, por la entrega y dedicación a la docencia, historia, geología, cartografía y química farmacia de este baluarte hondureño que a través de sus ideas propias sobre la atomística se hizo merecedor en 1972 del Premio Nacional de Ciencias y en 1974 de la Orden de Morazán.
PASIÓN POR LA MEDICINA.
El doctor de generaciones estudió su primaria y secundaria en el instituto salesiano San Miguel, obteniendo su título de Bachiller en Ciencias y Letras.
Continuando con su vida académica en la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), donde el 4 de febrero de 1956 obtuvo su título de doctor en medicina y cirugía. Y luego su especialidad de otorrinolaringología y broncoesófagología en la Universidad Nacional de Buenos Aires, Argentina, con el profesor Juan Manuel Tato, quien marcó su vida por su constante entrega a la medicina.
Su incansable espíritu apasionado por la otorrinolaringología, lo llevó a realizar estudios, congresos, diplomados y posgrados en países como Argentina, Chile, Uruguay, Colombia, México, Panamá, Costa Rica, El Salvador, Estados Unidos, España y Alemania. “Desde que tenía 15 años tuve el deseo de ser médico, porque siempre me gustó la parte de solidaridad humana ante las necesidades del pueblo”, precisó el doctor.
“Yo fui profesor de la cátedra de otorrinolaringología de la Facultad de Ciencias Médicas de la UNAH durante 15 años, de 1958 a 1972. Siendo decano de la facultad durante cuatro años, de 1960 a 1964. Participé en la reforma de estudio de las ciencias médicas en Honduras, donde logramos instituir la selección de estudiantes”, detalló Aguilar.
Describió cómo en su período se impulsó también el tiempo exclusivo a la enseñanza, donde se pasó de un profesor a tiempo completo a 16 maestros a tiempo completo.
MINISTRO DE SALUD. Las actividades de docencia cedieron paso a las actividades públicas como ministro de Salud, desempeñándose en este cargo durante casi seis años, de 1972 a 1978.
“Durante nuestra gestión administrativa le dimos un gran impulso a la medicina preventiva, porque antes se hacían campañas de vacunación para determinadas enfermedades, pero nosotros iniciamos la vacunación múltiple en el país. Llegando de manera personal a los lugares más remotos, donde no se contaba con vehículos”, precisó Aguilar.
En su gestión también se desarrolló un amplio programa de extensión de cobertura de salud, logrando en seis años la construcción de más de 200 nuevos centros de salud y 12 hospitales en diferentes zonas del país. Incluyendo el hospital Escuela, la finalización de la estructura del hospital Mario Catarino Rivas, los hospitales de Comayagua, El Progreso, Puerto Cortés, Olanchito, Tocoa, San Marcos de Ocotepeque, La Esperanza, San Lorenzo y el hospital psiquiátrico Santa Rosita de Tegucigalpa.
CONTRIBUCIÓN CIENTÍFICA. El deseo de conformar espacios para la ciencia, el conocimiento y la investigación llevaron al doctor Enrique Aguilar Paz a realizar diversas contribuciones científicas. Estudió la otoesclerosis por más de 25 años en el país y logró desarrollar una técnica quirúrgica para timpanoplastías presentada en México y publicada en la revista de laringología de Burdeos, Francia.
“En 1968 en el XI Congreso Panamericano de Otorrinolaringología, Mar de Plata, Argentina, publiqué un signo clínico, útil para el diagnóstico y diferenciación de los granulomas crónicos nasales y el granuloma letal de la línea medio facial que lleva mi nombre”, describió con orgullo Aguilar.
Además presentó el aislamiento micológico del primer caso de criptococosis en Honduras, el primer caso de escleroma en el oído en Centroamérica en 1961 y la creación de una técnica quirúrgica para tratar las rinitis vasomotora en 1987.
DISTINCIONES. Ha recibido diversos reconocimientos a nivel nacional e internacional donde se reconoce su labor como funcionario, docente, médico y científico.
Entre estas figura una medalla de oro al mejor jefe de servicio hospitalario que le entregó el presidente Ramón Villeda Morales en 1960. La mención de Caballero de la Gran Cruz de la orden del Mérito Civil otorgada por el rey de España, Juan Carlos I, en 1978. Así como el Premio Nacional de Ciencias José Cecilio del Valle entregado por el gobierno de Honduras el 22 de noviembre de 1978.
POLÍTICA. La ciencia no ha sido su única ocupación. Aguilar Paz es miembro cofundador del Partido Innovación y Unidad (Pinu), donde fue candidato a la presidencia y diputado electo al Congreso Nacional en 1985.
Siendo diputado por el departamento de Francisco Morazán ante la Asamblea Nacional Constituyente que redactó la última Constitución de Honduras promulgada en 1982, contribuyó con la redacción de 72 artículos, incluyendo todo el capítulo sobre los derechos del niño.
Reconoce que el partido al que aún pertenece debe luchar contra una tradición enraizada.
“El pueblo necesita educación política para que se desarrolle una cultura elevada que sacuda la tradición negativa, donde no hay un concepto de lo que necesita el país”, dijo.
ACTIVISTA. El mismo ímpetu con que desarrolla su vocación médica llevó al galeno a ser miembro fundador del Colegio Médico de Honduras, socio y fundador de la Asociación de Otorrinolaringología y Broncoesofagología de Honduras, miembro y vicepresidente de la Asociación Centroamericana de Otorrinolaringología e integrante de la Asociación Panamericana de Otorrinolaringología.
Dentro de su actividad diplomática fue miembro de la representación hondureña a la firma del Tratado de Paz entre Honduras y El Salvador, en Lima, Perú, en 1981. Pertenece y es miembro fundador de la Asociación Hondureño-Argentina (Honra), es rotario y hace casi ocho años es presidente de Relevo por la Vida, una organización que apoya a las personas con cáncer.
EXITOSO. Los logros del doctor Enrique Aguilar trascienden el área familiar. Se casó con Rosbinda Paredes Zúñiga (QDDG), sobrina del reconocido doctor Salvador Paredes, con quien procreó cinco hijos, David, Claudia, Jorge, Rosbinda y Jesús, quien continúa el legado médico en otorrinolaringología de su padre.
Cumplió 56 años de ejercicio médico este mes, una fecha que aprovechó para exhortar a los hondureños a retomar los valores. “En estos momentos Honduras necesita que todos nos reincorporemos para reconstruir éticamente al país, retomando el respeto a los principios morales, éticos y patrióticos.
Comenzando fundamentalmente por promover la educación y la cultura, que permitan sacar al país de la crisis en que se encuentra sumergida, porque Honduras es un lugar hermoso y divino para vivir, con grandes recursos y con un pueblo que en su mayoría tiene un alma cristalina”, puntualizó.