Opinión

Más allá de la otra educación

Por segundo año participo en el Foro sobre Educación No Formal de la UPNFM. Retomo lo que dije en 2013, con el título “La otra educación”: “Revalorizar la Educación Alternativa No Formal nos llevaría a la otra educación: incluyente, valorada, contextualizada, pragmática, con sabiduría, flexible, integral”. Inserté el concepto de aprendices eternos de educación continua.

Referí la intencionalidad de la educación no formal: “… despertar los anhelos, las aspiraciones, la vivacidad, el acto de ciudadanía, de revalorizarse como personas”.

Es decir (2014): primero, la plenitud y pertinencia, futuro y calidad de la educación formal depende de la confluencia de la misma con la educación no formal.

Ello propiciaría la “otra educación”: la educación formal -sin arrogancia tiene que reaprender en los espacios de la educación no formal. La educación no formal es incluyente, no así la educación formal. Segundo, la educación formal presenta rezagos teórico-prácticos, así conviene la complementariedad con la educación no formal para análisis de contexto y actualización de tendencias.

La educación no formal es continua, no así la educación formal (es discontinua y tiene sus límites en la demanda del mercado). Tercero, del factor confluencia y el factor complementariedad resulta el factor intencionalidad. Generalmente, se encasilla a la educación formal en la educación para el trabajo. Mientras, la naturaleza de la educación no formal es para la vida o para la humanización.

La teoría productivista de la educación formal debe trascenderse hacia la teoría del desarrollo humano.

La educación no formal está más cerca del ideal de la humanización, y la educación formal tiene crisis de deshumanización: lo profesionalizante al máximo termina en sinrazón.

En la misma línea, como dijo Xavier Gorostiaga, “hay que reencantar la educación”. La educación no formal es reencantada y la formal es no encantada. No se demerita la institucionalidad ni el rol de la formalidad.

Abogo por un sistema de aprendizaje global, incluyente y único, que incluya: educación titulada, educación no titulada e información educacional.

Donde el rol de la educación no formal tenga triple efecto: el efecto conjunción es la educación no formal como un bien público sustituto de la educación formal. Tiene la utilidad de educación inclusiva de “los desposeídos del saber”.

El efecto complementariedad es la educación no formal como un bien público complementario de la educación formal. Tiene la utilidad de educación continua para sectores incluidos.

El efecto intencionalidad es la educación trascendente. Permite un ejercicio de ciudadanía y ser auténticos agentes de cambio.

Es un sistema de educación formal concurrente, alejado de sus características unívocas y de subsistemas separados. Cuyas características: inclusivo, continuo y trascendente. Inclusivo: nos permite a todos ser parte de… (Procesos educativos).

Continuo: nos permite a todos ser parte de y para siempre… (Procesos educativos permanentes).

Trascendente: nos permite a todos ser parte de –para siempre y con un propósito: el desarrollo humano sostenible… (Procesos educativos significativos). Una ecuación educativa total que trasciende el derecho de la alfabetización y se posiciona en derechos educativos contundentes: en lo que respecta a la educación no formal, lo mínimo es la alfabetización y educación para el trabajo, y lo máximo es la educación para la vida y la satisfacción de necesidades básicas y desarrollo social.

El factor confluencia y la categoría de educación inclusiva nos conduce a ser individuos incluidos y pensantes (a ser persona).

El factor complementariedad y la categoría de educación continua nos conduce a ser individuos productivos y mecánicos (industriosos).

El factor intencionalidad y la categoría de educación trascendente nos conduce a ser individuos creativos (industriosos con la solución de procesos humanos complejos).

Ser persona es un derecho, ser industrioso es una herramienta, pero ser creativo es la clave. Ubicados en la productividad somos mercancía. Y

ubicados en la creatividad somos productores de mercancías que resuelven necesidades de las grandes mayorías. En la productividad, la satisfacción es un salario.

En la creatividad, la satisfacción es que no hay salario que valga: no hay salario que pueda pagar el ingenio creativo. Ahí llegamos a lo trascendente de una humanidad que debe corregir sus modos de producción y reinventar sus modos de convivencia.

En esto existe el convencimiento de que la Educación Alternativa No Formal (EANF) ya está jugando su rol.

Llegar en la práctica al planteamiento anterior no es utópico. Se trata de que la voluntad, la moralidad y el pensar del sistema-mundo se dispongan a cambiar el rumbo. Significaría acabar con la educación elitista, la educación como mercancía y la educación para el trabajo de explotación.

Significaría respetar los méritos, acabar con la empleabilidad política, empezar a pagar la creatividad o valorarla. También implica revalorizar el saber ancestral, el saber local.

Diría Freire, encontrar “la síntesis cultural”, que es un tesoro comparado con la frágil fuerza motriz física. Sé que muchos han llegado a ser formadores no formales por encargo social.

El siguiente paso es establecer la grandeza del oficio del formador no formal. Hay que hacer un esfuerzo por entender la educación intencional no formal. Veo bastante práctica y empirismo, pero no el marco teórico-conceptual de la educación no formal.

Dejo para el foro público un debate abierto en cuanto al significado de: educación complementaria no titulada o educación alternativa no formal, simple instrucción versus educación civilizadora, educación inclusiva versus élites educativas, el estudiante tradicional frente a los aprendices eternos, miseria intelectual ante profesionales en servicio, analfabetas y maestros, evidentismo u oscurantismo de lo no formal, la pésima educación y opinión pública distorsionada.

Claro está, faltan muchos trazos para llegar al horizonte; no obstante, mi práctica y lógica me hacen ser reiterativo en que la educación no formal es una herramienta ideal para tres procesos de desarrollo en sí mismos: la alfabetización, la inclusión social y el desarrollo local.

Por otro lado, en lo formal, Theodore Schultz estableció la tecnificación, Milton Friedman determinó la libertad no libre de elegir ser seres económicos-no necesariamente incluidos, y Adam Smith estableció la riqueza de las naciones.

No tengo espacio para contraponer ideas, pero la irracionalidad económica se enmienda en la comprensión de que la riqueza tiene “valor de cambio y uso” en individuos instruidos, incluidos y complacidos con su más próxima riqueza local.

Para cerrar: un punto del origen del problema del tipo de educación que tenemos es que el paradigma económico es quien decide el paradigma educativo.

Todo sería diferente si la educación, en vez de dejarse determinar, hiciera el rol orientador del tipo de economía conveniente.

Las universidades tienen tres acciones por hacer: a) revisar los planes de estudio con una mirada de inserción de lógicas flexibles y metodologías de educación no formal (poniendo la mirada en la finalidad más que en el estándar); b) fundar un sistema de educación continua, no como modo de sostenibilidad financiera, sí para la formación de capital humano; c) disponer el sistema de difusión para la generación de información educativa significativa (sin vicios mediáticos).

Y todo alumno universitario debería saber administrar su plan de estudio como: un plan de educación lineal (lo formal), un plan informativo o autodidacta (lo informal), y un plan de faltantes (lo no formal). Esto no es la formalización de lo no formal.

Por lo contrario, es el reconocimiento formal de la importancia trascendental de la exposición universal de todo ciudadano a una educación no formal organizada e institucionalizada: el derecho a “la otra educación”.

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