En cumplimiento de lo establecido en la Ley Electoral, a partir de hoy entra en vigor el silencio electoral, un período de reflexión obligatorio previo a las votaciones en el cual se prohíbe toda actividad de campaña política.
Aunque se presume que es de conocimiento general, no está de más recordarles a los políticos, candidatos y activistas que ya no pueden pedir el voto ni difundir spots, anuncios o mensajes de campaña en televisión, radio, prensa escrita o vallas publicitarias; tampoco hacer concentraciones, mítines, caravanas o reuniones políticas en lugares públicos y tampoco publicar encuestas.
Es un período que debe servir para analizar la información recibida durante la campaña, ponderar propuestas y valorar el impacto de su voto para la democracia y la vida institucional.
Es el tiempo ideal para que la ciudadanía profundice en los planes y programas de gobierno -esos de los que muy poco han hablado los aspirantes a lo largo de tres meses de campaña proselitista- y revise lo que harán puntualmente para resolver aquellos problemas que agobian a los hondureños, como la corrupción, la falta de transparencia, la pobreza, el desempleo, la inseguridad y los feminicidios, entre muchos otros.
Bien lo ha apuntado el rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), Odir Fernández: “En un país que aspira a fortalecer su institucionalidad, este espacio de reflexión no es una mera formalidad, es una garantía para preservar la voluntad soberana del electorado y promover decisiones informadas y conscientes”.
El voto consciente es hoy, más que nunca, fundamental para el fortalecimiento de la institucionalidad, tan golpeada en los últimos años, y la democracia; es un derecho pero también representa el compromiso de los electores en la construcción de su futuro, escogiendo a los mejores candidatos en contienda