Editorial

Retorno a clases sí, pero ordenado

Sin duda que el retorno a clases presenciales es urgente para salvar el año académico, asegurar que miles de niños y niñas que por sus condiciones económicas y la falta de acceso a las plataformas tecnológicas no abandonen la escuela, y rescatar los logros educativos que se habían logrado hasta antes de la pandemia.

Cuanto más tiempo permanezcan cerradas las instituciones educativas, es menos probable que los estudiantes más vulnerables regresen a clases, incluidos quienes tienen alguna discapacidad, ha advertido el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Esa advertencia, de concretarse en Honduras sería catastrófica, ya que según las mismas cifras oficiales, este año más de medio millón de estudiantes de todos los niveles ni siquiera se matricularon en el sistema y un alto porcentaje que si lo hizo, ha abandonado la escuela por varios motivos, principalmente el acceso a las plataformas tecnológicas dispuestas para la impartición de clases virtuales.

Tras 16 meses del cierre total de los centros educativos en todos sus niveles, la Secretaría de Educación ha anunciado el retorno a clases semipresenciales y de forma voluntaria a partir del 16 de agosto en 154 municipios donde se ha detectado bajos niveles de contagio por covid-19.

Sin duda que el pilotaje que se está anunciando es importante, pero también lo es que el retorno se haga de manera ordenada, responsable y se dispongan los recursos por parte del Estado para ejecutar las obras de recuperación de la infraestructura escolar, que hoy por hoy está colapsada; garantizar los servicios de agua potable y los productos de bioseguridad que se requieren para evitar el contagio, y principalmente, la vacunación completa de todo el personal docente y administrativo. Llevar a los estudiantes a sus centros educativos en otras condiciones a las planteadas sería altamente riesgoso. El reto de salvar el sistema educativo de la catástrofe a la que se enfrenta es enorme, los desafíos también, lo que obliga a todos los actores: autoridades, docentes y padres de familia, a actuar con mucha responsabilidad.