Más que oportuno el llamado a la calma, a la cordura, que hizo ayer a los políticos el Consejo Hondureño de la Empresa Privada de Honduras (Cohep), ante la reñida contienda entre liberales y nacionalistas en la carrera por la presidencia de la República.
Es claro que el candidato presidencial, sea el liberal Salvador Nasralla o Nasry Asfura, del Partido Nacional, ganará por un estrecho margen, y que igual sucederá en la competencia entre los candidatos a la Alcaldía Municipal del Distrito Central, Juan Diego Zelaya del Partido Nacional y Jorge Aldana del Partido Libertad y Refundación (Libre).
Nadie desconoce que se han presentado algunas anormalidades a lo largo del proceso y que la lentitud en el conteo de votos, los problemas técnicos reportados en la transmisión y suspensión temporal del sistema, solo aportan inquietud e incertidumbre al proceso, pero también, que la autoridad electoral hace esfuerzos para atender y superar las mismas.
Es positivo, además, que equipos técnicos de los observadores internacionales, que ya han presentado sus informes preliminares sobre el proceso electoral, se encuentren en el país dando seguimiento al escrutinio.
Bien lo han expuesto los observadores internacionales y el Cohep sobre el hecho de que la ciudadanía ya ha ejercido su derecho al voto, lo ha hecho de manera cívica y pacífica, y que corresponde ahora a las instituciones electorales cumplir con su responsabilidad de escrutar los votos, emitir los resultados oficiales y activar las garantías legales previstas para asegurar su aceptación colectiva como definitivos.
Ese escrutinio final debe expresar de manera fiel la voluntad de la ciudadanía. Esa es la aspiración de la sociedad en general. Los candidatos a cargos de elección popular deben, desde sus posiciones, también garantizar tal propósito