Editorial

Fundación Abrigo urge de ayuda

Un ejemplo del abandono al que está sometido el sistema público de salud es la desatención a los familiares de los pacientes que llegan a los hospitales de Tegucigalpa y San Pedro Sula.

Son personas que en su mayoría vienen del área rural, sin nada de dinero en sus bolsillos, solo con la esperanza de que los médicos y las enfermeras, que muchas veces no les reciben con la mejor sonrisa, les devuelvan la salud perdida a sus familiares.

Esa gente se enfrenta a los riesgos de una ciudad altamente peligrosa que no conocen y es aquí donde la Fundación Abrigo juega un papel solidario altamente humano.

Esta casa hogar, fundada en 2001, opera dos locales, uno en Tegucigalpa y el otro en San Pedro Sula, en los que anualmente atiende un promedio de 75,000 personas, a quienes además de brindarles un techo se les ofrece un plato de comida caliente.

El solo hecho de brindar una noche de refugio a estas personas es un acto de humanidad que debe ser alabado.

Pero la fundación se está quedando sin ayuda, debido a la baja cantidad de donaciones la casa hogar podría recortar ayuda a los huéspedes e incluso cerrar.

La Fundación enfrenta un bache económico porque las actividades realizadas para la generación de fondos no han dado los resultados esperados, dicen sus autoridades, que llaman a los corazones solidarios y a las empresas a que les tiendan la mano para continuar apoyando a los más necesitados.

El gobierno de la República está también en la obligación de apoyar este tipo de esfuerzos que surgen para brindar servicios que le competen al mismo Estado y destinar las partidas presupuestarias que sean necesarias para evitar el cierre de estas iniciativas de ayuda a los más necesitados.

Y si bien, la situación económica de la familia hondureña no es la mejor porque se enfrentan a diario a grandes retos para atender y solventar sus propias necesidades, también es cierto que hay unos que están un poquito mejor que otros, y ellos también son llamados a compartir un poco de lo que tienen con los que no tienen nada.