El Gobierno de Honduras anunció este fin de semana la extensión por seis meses de la emergencia sanitaria debido al incremento de casos del gusano barrenador del ganado en el territorio nacional.
La situación se ha agravado en las últimas semanas con el reporte de más de 900 casos, incluyendo algunos en humanos.
La decisión es oportuna, pues permitirá fortalecer las acciones de prevención y control en diversas regiones del país, incluyendo la inspección de animales y la instalación de puestos de vigilancia.
Hay que actuar con celeridad y con ello evitar los daños que esta plaga puede causar al hato ganadero, la economía del país y también a la salud de las personas que ya están siendo afectadas y que deben ser tratadas en un sistema sanitario de todos conocido que está colapsado por muchas otras enfermedades que golpean día a día a la población.
Se sabe que, ante la amenaza, las autoridades competentes inauguraron en noviembre del año pasado un centro de dispersión de moscas estériles, las que una vez liberadas buscan interrumpir el ciclo reproductivo del insecto, ya que las hembras solo se aparean una vez en su vida.
No se conocen por ahora los impactos de esta plaga ni en el hato ganadero ni en la economía, pero sin duda que son muchos, teniendo en consideración los efectos en la salud de los animales, las infecciones y lesiones que causan, la reducción en las ventas de leche y carne, entre muchas otras.
La ganadería es una de las actividades económicas del país, generadora de empleos, además de ser el sustento diario de miles de familias que en las zonas rurales tienen en esta actividad su principal fuente de ingresos y alimentación a sus familias.
La prevención y control del gusano barrenador es esencial para proteger la salud del ganado y evitar pérdidas económicas significativas en la ganadería.