Los males que afectan la salud de los y las hondureñas son muchos, pero uno que no cede terreno es el dengue, que en lo que va del año 2025 vuelve a mostrar sus garras con más de 7,987 casos sospechosos a nivel nacional.
Pero no es el único.
También debemos mantenernos alerta por la alta incidencia de la enfermedad de la tosferina, la cual, según cifras de las mismas autoridades sanitarias, hasta la semana epidemiológica 24 se contabilizaban 41 casos de la enfermedad a nivel nacional.
Otras dolencias que afectan a nuestra población por estos tiempos es la presencia del gusano barrenador en animales y creciendo su incidencia en humanos, el VIH-SIDA y el crecimiento de los casos de enfermedades respiratorias, impulsadas por las constantes lluvias que azotan al país en los últimos días.
En el caso del dengue, si bien las autoridades sanitarias periódicamente llaman a observar las medidas de prevención y destrucción de los criaderos del zancudo transmisor de la enfermedad, es evidente que los esfuerzos no han sido los suficientes, lo que les debería obligar a hacer una revisión de sus procesos en esta área, porque no solo se trata de pedir a la población la destrucción de los criaderos de zancudos, de programar las jornadas de fumigación y abatización, y/o garantizar los medicamentos que se requieren para atender a los enfermos.
En esta lucha, que no solo compete a las autoridades sanitarias, sino que requiere del apoyo de todo la institucionalidad del gobierno, deben ser fundamentales las campañas de educación y concientización social sobre la enfermedad, sus efectos y las formas de prevención, las que deberían estar activas en todo tiempo y no solo en los momentos en los que la enfermedad golpea con fuerza y arrebata la vida a las personas, sin importar edad, sexo o condición social. Cuidar de la salud, es una obligación de todos y todas.
