Estos trastornos en nuestra salud mental afectan a un número creciente de compatriotas a partir del ingreso a Honduras del virus covid-19, que obligó al aislamiento preventivo de las personas. La soledad e incomunicación incidieron en estados de ánimo negativos, al no ser posible la cotidiana socialización. Paralelamente, otros factores contribuyen al alza en patologías mentales: el consumo de estupefacientes, particular pero no exclusivamente entre la juventud. La violencia cotidiana genera estados de indefensión, incertidumbre, zozobra, que desembocan en agresividad o su opuesto: pasividad, incapacidad de reacciones defensivas. El desempleo abierto o disfrazado con la reducción parcial o total de ingresos económicos, provoca incertidumbre, angustia, desesperación, sobre todo entre padres y madres de familia obligados a aportar sustento diario, vestuario, educación, medicamentos a sus familias.
El Hospital Psiquiátrico Santa Rosita, uno de los tres existentes en el país, atendiendo a esta creciente demanda de sus servicios especializados, y con el respaldo presupuestario de la Secretaria de Salud, ha invertido en mejoras de infraestructura y equipos, adicional a la contratación de mayor numero de personal especializado.
Los servicios ofertados con completamente gratuitos. Aún persisten estigmas respecto a personas padeciendo de trastornos mentales, los que inhiben en la búsqueda de ayuda profesional, sea estatal o privada, lo que incide en la búsqueda de atención profesional puntual, antes que la ausencia de tratamientos agrave la condición del paciente, con resultados negativos tanto para el o para ella como para sus parientes.
Nadie está exento, en alguna etapa de nuestras vidas, de este tipo de padecimientos, que si son evaluados oportunamente posibilitan la cura y reinserción en las actividades cotidianas, sean estas laborales o académicasAmor, solidaridad, comprensión por parte del entorno familiar complementan los tratamientos psiquiátricos y psicológicos.