Llegó la hora cero. Honduras tiene mañana una cita histórica para elegir a quienes dirigirán el país en el próximo cuatrienio. Si bien el camino para llegar a este momento ha estado marcado por muchos altibajos, denuncias de fraude, manipulación, intimidación, acoso e intentos de debilitamiento de las instituciones electorales, es aplaudible el decidido apoyo y empuje del proceso desde la ciudadanía, convencida de que la democracia y la alternancia en el poder son el camino viable para dar respuesta a cada uno de los problemas estructurales que agobian a la población, y que el voto es uno de los momentos más importantes en ese proceso, el cual debe desarrollarse en un ambiente de paz y transparencia.
Votar es un derecho pero también representa el compromiso de los electores en la construcción de su futuro, escogiendo a los mejores candidatos en contienda, conscientes, de que con ello, coadyuvamos al fortalecimiento de la institucionalidad, la democracia.
Los políticos, los candidatos a los cargos públicos, los gobernantes, las Fuerzas Armadas deben hacer también su tarea: la de garantizar que el proceso se realizará en el marco estricto de la Constitución y las leyes electorales.
Este no es el momento de la defensa de intereses personales, partidarios o de grupos, es el momento de definir el futuro de Honduras, de garantizar un proceso electoral transparente, sin amenazas de ningún tipo y del respeto irrestricto de la voluntad popular expresada en las urnas.
El futuro de Honduras está en nuestras manos y lo garantizaremos con la presencia masiva en las urnas, que es el camino expedito para derrotar cualquier intento de fraude.
Llenar las urnas de votos es la misión de todos y todas este domingo. Las elecciones de mañana tienen que ser una fiesta cívica.