Esa es la proyección del Consejo Hondureño de la Empresa Privada de Honduras (Cohep), que en su boletín informativo mensual señala, además, que los altos niveles de informalidad afectan a 1.5 millones de trabajadores que trabajan con ingresos inestables y que 937,000 jóvenes de entre 12 y 30 años no estudian ni trabajan, representando ellos el 30% de la población joven del país.
Las cifras sorprenden a pesar de que para nadie es desconocido que la situación del mercado laboral en Honduras no es para nada alentadora, ya que a pesar de algunas iniciativas que se impulsan para la creación de nuevas fuentes de empleo, los esfuerzos no han sido suficientes y los desafíos más bien siguen siendo significativos.
Es una problemática que más allá de ser debatida en los foros sociales y levantada como bandera política en tiempos de campaña, requiere de la atención y decisión de las autoridades y toda la sociedad para hacerle frente, porque no tener empleo o tener uno en la informalidad significa que carece de ingresos o que sus ingresos son muy bajos o no son suficientes para cubrir sus necesidades básicas y las de su familia.
Por ello no debemos aplaudir cuando se habla que crece el número de trabajadores en el sector informal de la economía, ello solo significa que las políticas públicas que se están impulsando no son las correctas y necesitan una revisión urgente, como urgente es que el tema del desempleo pase a ser analizado por todos los sectores involucrados -el gobierno, la empresa privada y los trabajadores-, que se definan de una vez por todas políticas integrales encaminadas a atraer inversiones nacionales y extranjeras, a promover la creación de empresas y con ello a generar los empleos que demanda la población económicamente activa, entre ellos los miles de jóvenes que están egresando de las universidades a un mercado laboral sin oportunidades para ellos, y que se impulse y apoye a los emprendedores para que ellos, a su vez, se conviertan en generadores de empleo. No se puede seguir de brazos cruzados frente a tan crítica realidad.