Editorial

El nuevo rol de la Didadpol

Uno de los pasos más importantes de Honduras en materia de seguridad ha sido sin duda la depuración de la Policía Nacional, un proceso que contó con el apoyo de las máximas autoridades del gobierno, la comunidad internacional y principalmente de la sociedad y la ciudadanía, víctima, en muchos casos, de los abusos de autoridad de los uniformados.

La depuración policial ha sido un largo proceso en el cual la sociedad descubrió la podredumbre del organismo que estaba llamado a garantizar su seguridad.

Con el paso del tiempo se dio cuenta de la infinidad de actos ilícitos que se cometían desde las instalaciones policiales y cómo muchos de sus miembros eran parte activa de los grupos delincuenciales que atemorizaban el país.

Desgraciadamente, las maras y pandillas, el narcotráfico, el crimen organizado, los traficantes de armas, las bandas de secuestradores, los robacarros y los traficantes de personas, entre otros grupos irregulares, habían encontrado en el organismo policial a uno de sus principales aliados, por eso la depuración no fue fácil.

Hubo muchas protestas, muchos sobresaltos que se lograron superar a pulso, hasta concluir con la depuración de más de 4,500 miembros de la institución por diversas causas.

Hasta ahora este proceso venía siendo coordinado por la Comisión Especial para el Proceso de Depuración y Transformación de la Policía Nacional, que integraron Vilma Morales, Alberto Solórzano y Omar Rivera. Ahora, ese trabajo tocará hacerlo a la recién creada Dirección de Asuntos Disciplinarios Policiales (Didadpol), que dirigirá Allan Edgardo Ortega Argeñal. La conformación de la Didadpol marca una nueva etapa en la vida institucional de la Policía Nacional. Serán los encargados de certificar la idoneidad de los miembros de la carrera policial e investigar las faltas graves o muy graves en la que incurran. Por eso el nuevo funcionario llega con la responsabilidad de mantener los altos niveles de control en el organismo, para evitar retroceder en el tiempo. Está comprometido a no bajar la guardia, a asegurar que la depuración será un proceso permanente y no una moda.