Veinte años no es nada

"¿Qué debemos hacer para que a futuro, 2030 o, incluso, 2045, no persista en repetirse la misma historia de atraso?"

  • 15 de octubre de 2025 a las 00:00

Escribir al son de aquella conocida canción “Volver” del tango clásico interpretado por Carlos Gardel y compuesto por Alfredo Lepera en 1934, “sentir que es un soplo la vida, que veinte años no es nada”.

Podemos traerla al pentagrama de la realidad actual y aprovecharla para viajar en retrospectiva o en la perspectiva del proceso electoral hondureño. Ubiquémonos entonces, en noviembre de 2005. Releamos el informe definitivo de la observación electoral del denominado “Movimiento Cívico para la Democracia (MCD)” dirigido al entonces llamado Tribunal Supremo Electoral (TSE). Luego, vayamos veinte años hacia atrás y, finalmente, veamos la situación veinte años hacia adelante, es decir, a nuestro momento actual, 2025.

A continuación, preguntémonos: ¿qué ha cambiado?, ¿realmente el país y su población han logrado avanzar al menos en democracia convencional?, y por adelantado vayamos pensando: ¿qué debemos hacer para que a futuro, 2030 o, incluso, 2045, no persista en repetirse la misma historia de atraso?

Decía el informe en una de sus partes centrales: “No cabe duda, que hemos asistido al peor de los procesos electorales de los celebrados en la actual transición democrática”. Se referían específicamente a los comicios del domingo 27 de noviembre de 2005.

Los argumentos para tal conclusión son muy coincidentes y repetitivos con la situación actual para noviembre de 2025. Entre los argumentos esbozados, se afirmaba que los máximos funcionarios del organismo electoral “prefirieron actuar como activistas políticos y no como magistrados, evidenciando falta de capacidad y experiencia en el manejo técnico”.

Otro argumento para calificar aquel proceso consistió en el reiterado incumplimiento de la Constitución de la República y de la Ley Electoral expresado, entre otros hechos claves, “la inscripción de las candidaturas de Porfirio Lobo Sosa y JOH”.

Pero, las coincidencias históricas no quedan allí. También se menciona algo que nunca ha podido resolverse: conocer y regular la procedencia de los fondos que financian las campañas de los candidatos oficialistas o los de oposición en todos los niveles de elección.

En esa misma lógica perversa y siempre al ritmo y texto del icónico tango, aquellas mismas luces que parpadearon con sus pálidos reflejos nos dicen desde el pasado que lo mismo sigue ocurriendo hoy: “El TSE mostró a través de su dirección superior, indecisiones y muchas de las decisiones ejecutadas fueron erróneas, tardías y contradictorias, discusiones fuertes entre los magistrados algunas veces terminaron en pleitos, transcurrieron semanas sin celebrar sesiones, más obedeciendo las consignas de sus jefes políticos que al cumplimiento de la ley”.

Vale decir que aun con la tradicionalmente débil expresión de sociedad civil en Honduras, el MCD tenía suficiente representatividad con organizaciones de mujeres, iglesias, empresarios, gremios profesionales, Oenegés y organizaciones de derechos humanos. Lástima que los protagonistas de 2005 (que en gran parte siguen presentes 20 años después) no aprendieron la lección y amenazan continuar directa o indirectamente con prolongarse en los próximos años.

Más allá del lirismo y la contemplación artística, quedan flotando varias preguntas: ¿Realmente, veinte años son nada para una nación y su gente? ¿Es soportable seguir perdiendo tanto tiempo sin cumplir a los electores?

A lo mejor, no nos queda más que “guardar escondida una esperanza humilde” de que algún día comiencen a cambiar realmente las cosas y queden atrás los mismos actores del tripartidismo de cuchitril caudillesco.

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