Todos para uno, uno para todos

"En nuestro país, falta un "gabinete en la sombra" que supervise, proponga y asesore, garantizando preparación y liderazgo en caso de cambio político"

  • 24 de octubre de 2025 a las 00:00

En sistemas de gobierno parlamentario, se suele llamar “gabinete en la sombra” a un grupo de selectos políticos de la oposición que supervisan al gobierno de turno, proponen políticas alternativas y asesoran a su líder, cada uno desempeñando funciones equivalentes a las de los ministros de cartera. Su propósito es hacer vigilancia de la gestión, en las distintas áreas, de tal manera que si el gobierno pierde o cede su posición de predominio, la oposición está preparada, si no lista, para reemplazar a aquel en las riendas del Estado. Es así que los partidos modernos están prestos a cuestionar las acciones de la estructura política gobernante, para que su posicionamiento no se vea desmejorado por estar en la llanura.

Entre nosotros cuesta identificar algo que se asemeje a esta buena práctica. En muy pocas ocasiones un vocero autorizado de los partidos de oposición hace un comentario crítico de las políticas que lleva a la práctica un gobierno, mucho menos un grupo organizado de ellos. Más bien son los comentaristas de la política en medios de comunicación y uno que otro académico quienes hacen la tarea de diseccionar y contrastar lo que hacen u omiten los gobernantes en su gestión, para beneficio y ventaja de la administración pública que así evade señalamientos con potenciales costos electorales.

En la campaña en curso, hemos podido conocer de viva voz de los candidatos una que otra promesa (aún sin planes), combinada con las letanías usuales que atacan a los antagonistas de siempre. Cada uno de ellos pide votos ciudadanos repitiendo eslóganes cual mantras, sin hacer mayor demostración de capacidades como administradores públicos ni presentar un equipo de colaboradores que le acompañarán para enfrentar los desafíos económicos y sociales del país (los estructurales y los coyunturales), los de política interior y exterior; tampoco, para “jinetear” los que más agobian a la población, los que demandan los distintos grupos de interés de la sociedad, las emergencias que se originan en la negligencia o en la fuerza mayor.

¿Quién podría ser el próximo canciller, el siguiente rector de las finanzas públicas, el encargado de ejecutar las obras de infraestructura, el de administrar el sistema de salud pública, de educación y las políticas sociales para garantizar calidad de vida a la población? ¿Quién rescatará de su calamitosa situación la empresa de energía, cuántos coordinarán con las municipalidades y mancomunidades el desarrollo local, a quiénes se responsabilizará de dar el mejor aprovechamiento a nuestros diversos recursos, o de combatir el crimen e inseguridad?

Los mosqueteros de Alejandro Dumas, que vivían bajo el principio de solidaridad y cooperación que resumía el lema “uno para todos y todos para uno”, demostraron que su fuerza radicaba en el trabajo como equipo. ¿Dónde está el gabinete que acompañaría a quien gane las elecciones? Es necesario saberlo, porque el país no está para improvisaciones ni errores. No los queremos ni los merecemos.

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