En el siglo XXI el poder económico mundial se está moviendo desde occidente rumbo a Asia. Países y regiones como Singapur, Hong Kong (China), Macao (China), Taiwán, Japón y Corea del Sur son ejemplos de economías industrializadas de alto crecimiento cuyas poblaciones mejoran, año con año, sus condiciones de vida. Y ocurre que estos mismos seis países (y regiones) ocuparon los primeros seis lugares en las pruebas educativas mundiales de PISA 2018 y PISA 2022.
¿Casualidad? Obvio que no. En los años 60, todos ellos eran países y regiones “en vías de desarrollo”, como toda América Latina. La región Latinoamericana continúa estando “en vías de desarrollo”; los asiáticos, en cambio, son ahora países de “primer mundo”. ¿Cuál es el factor común en sus políticas nacionales? Todos vincularon sus proyectos de crecimiento económico con la formación del recurso humano correspondiente en todos los niveles. Es decir, vincularon un Plan de Nación con un Plan en Educación.
Durante décadas las teorías del desarrollo en general, y las teorías del crecimiento económico endógeno en particular, han enfocado sus estudios en los países de la zona Asia-Pacífico. Los estudios han considerado que varios factores son responsables del rápido y sostenido crecimiento económico de esa región.
La mayoría de los análisis plantea que el crecimiento incluyó una combinación de factores económicos, demográficos y políticos, pero el factor en el que todos coinciden es en destacar el papel central que desempeñó la formación de capital humano nacional a través de la expansión de la educación, tanto formal como no formal, y la mejora de los aprendizajes (p. ej., Denison y Chung, 1976; Johnson, 1980; Ogawa et al., 1993; Banco Mundial, 1993).
La idea central de estos análisis plantea que estos países compensaron la falta de recursos materiales como carbón, petróleo, tierras fértiles, minas, etc., mediante un desarrollo amplio y equitativo de los recursos humanos. Una educación que además de aumentar la cobertura y los aprendizajes, se diseñó para vincularse al proyecto productivo de nación, preparando el recurso humano que las empresas que impulsan el crecimiento económico requieren para crecer y competir a nivel internacional.
Los estudios identifican un modelo particular de desarrollo de esta región del mundo, en el que se ha dado mucha importancia a una educación que cumple tres requisitos básicos: 1. Una cobertura total (cercana al 100% en los niveles obligatorios); 2. Elevados niveles de aprendizaje (como lo evidencian las pruebas PISA); y 3. Un enfoque curricular profesional orientado a los sectores económicos que constituyen el proyecto nacional.
Mientras tanto, en Honduras, las pocas veces que se aborda el tema educativo en los espacios públicos, se analizan temas como la precaria infraestructura escolar, las tasas de reprobación y deserción, la poca transparencia de los concursos docentes, etc., deficiencias que, siendo reales e importantes, no son el núcleo del problema. La discusión se está enfocando en “las hojas y las ramas”, ignorando el tema central: ¿cómo implementar una educación que impulse el desarrollo social y económico del país? ¿Cómo vincular un Plan de Nación con un Plan en Educación?