Peligroso desencuentro

La motivación de la agria controversia que públicamente observamos entre los consejeros del Consejo Nacional Electoral (CNE) nos hace recordar el famoso apotegma de Karl Marx en su obra

  • Actualizado: 17 de julio de 2025 a las 00:00

La motivación de la agria controversia que públicamente observamos entre los consejeros del Consejo Nacional Electoral (CNE) nos hace recordar el famoso apotegma de Karl Marx en su obra “El XVIII de Brumario de Luis Bonaparte”: “Que la historia se repite una vez como tragedia y otra vez como farsa”.

Y es que el desencuentro que surge entre los consejeros liberonacionalistas dirigidos por el Partido Nacional, que ocasionó la reacción del consejero de Libre, es la de meter mano -verificación le llaman- cuando los resultados lleguen de cada mesa receptora de votos al sistema informático central del CNE, acción similar que se utilizó en las elecciones fraudulentas de los años 2013 y 2017; ésta última resultó en refriegas y muertes en las calles de Honduras, lo que constituyó un golpe demoledor a la democracia que terminó en la extensión inconstitucional de un gobierno fraudulento, corrupto y la consolidación del narcoestado, frente a lo cual no hubo camisas blancas ni plantones esquineros en defensa de la democracia.

La manipulación de esos procesos “democráticos” fraudulentos ha quedado prístinamente descrita en la argumentación del fiscal neoyorquino del Distrito Sur, Damian Williams como antecedente para contestar las intenciones apelativas (docket 24-1868-L; caso 24-1891, 06/30/2025, págs. 1-114) de la defensa del líder máximo del Partido Nacional, sentenciado a 45 años de cárcel y que literalmente dice: “La estrategia de Juan Orlando para amañar las elecciones presidenciales de 2017 funcionó. Los hondureños votaron el 26 de noviembre de 2017. A la mañana siguiente, uno de los miembros del TSE informó que Salvador Nasralla, el candidato de la oposición llevaba una amplia ventaja con el 57% de los votos contados. El TSE suspendió entonces los resultados durante día y medio, hasta que su presidente anunció que aproximadamente un millón de votos de centros de votación rurales se estaban contabilizando manualmente en su sede. Durante este proceso, el 29 de noviembre de 2017, el centro de datos del TSE dejó de funcionar, lo que provocó una interrupción de varias horas en la entrada de datos. Si bien el TSE afirmó públicamente que el cierre se debió a dificultades técnicas, se le informó a CW-1 que un ingeniero provocó deliberadamente que el sistema informático del TSE fallara para ayudar a Juan Orlando. Al reanudarse el conteo, el TSE informó que Juan Orlando había ganado por poco más de un punto porcentual”. Esta es pues, una ilustración de la historia que se intenta repetir en las próximas elecciones generales del 30 de noviembre, con la llamada verificación humana.

Los enfrentamientos de los consejeros han llegado a una encrucijada peligrosa que amenaza con mayores consecuencias. Su incapacidad de diálogo y comprensión refleja inmadurez y pobre educación política, prevaleciendo el sectarismo partidista y personalista sobre los intereses nacionales, al extremo que dicho diferendo ya no puede ser resuelto por estos viscerales “consejeros” y se hace necesario que la discusión pase a las cúpulas partidarias, de las cuales, si somos realistas, es de donde reciben directrices. La persistencia del desencuentro amenaza la instalación del TREP con lo que se debilita la transparencia del proceso electoral y si la crisis se agrava con otras aristas, traería para el país consecuencias algunas previsibles pero muchas otras imprevisibles en un contexto internacional de agresivo intervencionismo. Estar alimentando campañas declaradas y sutiles contra uno u otro partido o uno u otro personaje nos está conduciendo directamente al despeñadero social y económico. Aun hay tiempo de corregir y reencarrilar el proceso. La solución está en el terreno de los líderes de los partidos y la catalización edificante en posesión de los medios de comunicación. Los enfrentados necesitan aprender que donde hay diálogo, hay comprensión; donde hay comprensión, entendimiento y por tanto paz para Honduras.

Te gustó este artículo, compártelo
Últimas Noticias