Peleas que no cambian nada

En muchos casos, los debates se centran en quién es “menos narco” o “menos corrupto”

  • 11 de octubre de 2025 a las 00:00

Uno de los temas que más abordamos en este espacio es la calidad de los debates televisivos y el tipo de contenido que publican los candidatos políticos para captar la atención y el voto de los hondureños. Discursos vacíos, plagados de falacias y, sobre todo, de populismo, resumen la calidad del contenido que produce gran parte de la clase política. Es lamentable que, teniendo la oportunidad de usar estos espacios para plantear soluciones a los problemas estructurales del país, no lo hagan.

¿Por qué digo que estas peleas no cambian nada? En muchos casos, los debates se centran en quién es “menos narco” o “menos corrupto”. Así se resumen: unos gritan “¡fuera el narcofamilión!” y otros acusan a quienes critican al gobierno de ser “esbirros de las diez familias que controlan Honduras”. Mientras la clase política se despedaza entre acusaciones, las condiciones materiales del país permanecen igual. Y lo peor es que no cambiarán a corto ni mediano plazo, porque nadie se ocupa de los temas de fondo.

Libre ha planteado asuntos de fondo que resultan relevantes para el desarrollo nacional, como la Ley de Justicia Tributaria o la regulación del sistema financiero, en especial las altas tasas de interés de los bancos y las tarjetas de crédito. Sin embargo, la forma en que el gobierno ha manejado estos temas no ha sido la más técnica ni políticamente adecuada. Ha generado un discurso de confrontación hacia ciertos sectores, sin producir cambios reales, debido a la falta de visión política.

Por su parte, la oposición se limita a señalar los errores del gobierno. Cada tropiezo lo aprovechan como oportunidad para acercarse al poder. Pero quienes ya lo tuvieron, ¿por qué no fueron solución cuando gobernaron?

Honduras enfrenta problemas estructurales que solo podrán resolverse con personas comprometidas, con visión técnica, estratégica y sin corrupción; con participación ciudadana real, no con debates estériles. Es urgente aprovechar los espacios familiares y sociales para reflexionar sobre la importancia de discutir temas trascendentes, en lugar de desgastarnos en polémicas banales. A veces, por concentrarnos obsesivamente en un árbol, perdemos de vista el bosque entero.

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