Para los inmigrantes, es como si una nueva epidemia asolara Estados Unidos: salen a la calle con pánico, ansiosos, subrepticios. Por eso, cualquier idea mínima para regular su situación les da esperanzas. Es lo ocurre con esta incierta iniciativa presentada en Washington por un grupo de congresistas, que, por nombrarla de algún modo, la llaman “Ley Dignidad”.
Claro que no es una ley, y para serlo se multiplican obstáculos y tropiezos, empezando por la naturaleza política de Donald Trump, quien ganó con la promesa de la deportación más grande de la historia. Y para un país de inmigrantes, eso no es asunto menor. De ahí que algunos creen que la iniciativa es puro bluf de los congresistas buscando votos latinos para las elecciones del próximo año.
La propuesta la impulsa en el Congreso la extremista de derecha María Elvira Salazar, en cuyo partido, el Republicano, dominan supremacistas blancos y xenófobos que aúpan a Trump para la despiadada cacería de inmigrantes como nadie recuerda en la historia moderna de ese país. Aunque es interesante que la iniciativa la respaldan diez congresistas de su grupo y otro tanto de sus adversarios demócratas.
Como anécdota: conocí en el Capitolio, sede del Congreso, al congresista Lincoln Díaz-Balart, republicano de ascendencia cubana. Falleció este año. Gentil, educado, me llevó desde su pequeña oficina asignada a conocer el imponente edificio. En cada puerta pedían su credencial; no era un conocido que los guardias dejaran pasar. Muchos diputados son invisibles, sin influencia ni poder -como ocurre aquí-; no negocian de guerras ni acuerdos con Europa o Asia, se ocupan de otras cositas, y es posible que los promotores de esta “ley” estén entre ellos.
Haciendo un gran esfuerzo optimista, digamos que los 20 congresistas logran que la Cámara de Representantes (Congreso) acepte la iniciativa; necesitarían la mitad de los 435 miembros para aprobarla. Luego pasaría al Senado, donde se requerirían más de 50 votos de los 100 senadores. Si pasa, va a la Oficina Oval de Trump en la Casa Blanca para que la firme. ¿Cómo te explico?
Pongamos que el universo conspira a favor y que la improbable iniciativa se hace “Ley Dignidad”; aun así, no resolverá el problema definitivo.
Propone que durante siete años los inmigrantes tengan una protección como TPS o un visado; deberán pagar sus impuestos atrasados, seguridad social, una multa de 7 mil dólares, además de trabajar o estudiar al menos cuatro años. Ah, y no tendrán derecho a beneficios federales. Muchos ya se quejaron de esta “oferta”, aunque para otros, algo es algo.
En 2026 hay elecciones intermedias para renovar a todos los congresistas y senadores; el Partido Republicano no sale bien en las encuestas.
Elvira Salazar y sus secuaces hacen campaña entrometiéndose en los asuntos internos de Honduras aliándose con cuestionados personajillos de acá y con propuestas como esta. Ya veremos qué pasa.