En Europa es normal que se hagan recomendaciones de lectura para el verano, por allá ese es el tiempo de pausa en la vida. Pero aquí en América no tenemos tal parón, lo más parecido son las vacaciones que tienen los empleados de algunos rubros, como los docentes para las fiestas de Navidad y Año Nuevo. Es por eso por lo que hago hoy algunas recomendaciones de lectura, pensando sobre todo en los profesores y las profesoras, quienes -considero- deben ser grandes lectores.
Primero debo decir que, por un compromiso ético con la literatura de este país, me enfocaré en libros escritos por autores hondureños. Por supuesto, siempre está bien acercarse a los clásicos de la literatura universal, no digo que no, pero primero lo primero.
Comenzaré con las recomendaciones de narrativa. Desde mi punto de vista, las dos grandes novedades narrativas en lo que va de la década son: “Tiempo perdido” de Héctor Leyva y “Anchuria” de Giovanni Rodríguez.
La novela de Leyva cuenta la historia de un académico que viaja a los Estados Unidos para seguir la pista de los acontecimientos que rodearon la muerte del escritor Arturo Martínez Galindo, uno de nuestros grandes autores.
Rodríguez, por su parte, cuenta una posible historia de la “Banana Republic” (de hecho, es el subtítulo de la novela), es decir, narra cómo pudieron haber sido los acontecimientos de la llegada de las bananeras al país.
También quisiera destacar los trabajos narrativos en novela de Javier Suazo con “Corre la sangre, doña Inés” y “Estaciones a la deriva” de Juan de Dios Pineda. Si voy más hacia atrás en el tiempo podría recomendar dos novelas de Jorge Medina García, uno de los narradores más lúcidos de este país: “Cenizas en la memoria” y “Memorial del blasfemo”.
También en narrativa, puedo mencionar el trabajo de Raúl López Lemus con “Perro adentro” y el libro de cuentos “La casa del salón de los pilares” de Dago Aspra; de hecho, hace poco tuve el reto de pensar en un cuento navideño o por lo menos sucedido en Navidad escrito por un hondureño, y vino a mi memoria “Cena de Navidad”, contenido en el citado libro.
De poesía podría recomendar “La bitácora del Mayor Tom” de Armando Maldonado, “Amatista” de Iveth Vega, “Se van” de Antonio Aguilera, “Asilo de pájaros” de Venus Mejía, “Abecedario del frío” de Perla Rivera y “El año del armadillo” de Martín Cálix, que si me apuran, ahora mismo, lo considero el mejor poemario de este siglo escrito por un autor hondureño.
Debo confesar que en el género dramático tengo una enorme deuda, así que no me queda más que el compromiso propio de leer durante las vacaciones, y durante 2026, obras de autores hondureños. Quizá se encuentre por allí con algún comentario o alguna reseña de teatro hondureño escrita por este servidor. También necesito leer más la historia de Honduras y Centroamérica.
De más está decir que esto no se trata de un canon, sino de una lista hecha, no exactamente de memoria, pero sí rastreando lecturas que he hecho en los últimos tiempos, de las que tengo algún apunte y que, evidentemente, me han parecido valiosas. Habrá notado que, por ejemplo, no aparecen los autores que ya son clásicos en Honduras y que seguramente aparecerán en algunas otras listas de recomendaciones.Así que a los profesores y profesoras, felices vacaciones: a descansar y a leer.