La desgracia que amenaza al mundo

Más de 1,200 manifestaciones en todos los Estados de la Unión fueron la expresión de miles de manifestantes, siendo la de Washington, la capital, la más numerosa que al grito de “¡Fuera manos!” desfilaron el día 5 de abril. Las manifestaciones fueron organizadas por unos 150 grupos, incluidas organizaciones de derechos civiles, sindicatos y veteranos de guerra. Las protestas estaban dirigidas en contra de las medidas de Trump sobre la reducción del gobierno, la política migratoria y los derechos humanos.Las protestas también estaban orientadas a la política económica del presidente Trump, sobre todo lo que tiene que ver con la aplicación de aranceles al comercio mundial, lo cual ya está trayendo consecuencias adversas a las esperadas, considerando que esto encarece las importaciones generando un elevado costo de todos los productos, incluso los de consumo popular. La política arancelaria es un duro golpe a la economía de libre mercado y se estaría aplicando políticas proteccionistas, en contra del principio básico en el que se habían venido aplicando las políticas neoliberales.Según datos proporcionados, no oficiales, con las medidas de recorte de personal en la administración, en los próximos meses se podrían perder unos 400 mil empleos en actividades claves como salud y la propia seguridad de los Estados Unidos, cuestión que se ve agravada en un tema que ya venía afectando a la población.Muchos no logran entender la personalidad de Trump. Él es un megalómano por su afán de ser reconocido por acciones que habitualmente un mandatario no adopta. Apela a sentimientos xenofóbicos; con un fuerte rechazo a los migrantes y un alto sentido de defensa de las fronteras, aunque con facilidad habla de ocupar Groenlandia, Gaza y el Canal de Panamá. Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago, pareciera decir.Trump busca que el mundo gire alrededor de él, se pelea incluso con países que han sido sus aliados. Es lo que se considera en psicología un etnocentrista. Su percepción sobre su forma de ver el mundo es tomada como centro de todo, desconociendo el comportamiento de otras sociedades, grupos y razas. Este tipo de sentimiento encuentra asidero en momentos de crisis, donde, por influencia de algunos líderes, se empieza a explicar los problemas señalando al “otro”, al extranjero, como responsable de los problemas que sufre la sociedad.Trump no es causa del agravamiento del desorden mundial que está generando sus medidas, sobre todo en el campo económico, más bien es consecuencia de la crisis que vive una sociedad acostumbrada a tener niveles de vida por encima de otras sociedades, con un sentido de gran nación, con la capacidad de dictar pautas de comportamiento humano en el campo religioso, político, económico y en otras manifestaciones de la cultura a las demás naciones.Una sociedad así, al verse acorralada por el debilitamiento de sus instituciones y el empeoramiento de sus condiciones de vida, pierde su orientación racional en la búsqueda del ejercicio democrático. Cualquier desconectado con la realidad, puede llegar a gobernarla.