Con la incertidumbre creciente, creada intencionalmente, por la facción del PLR en el poder y en adición al autoritarismo que junto a la corrupción sobresale en varias instituciones del Estado, es ineludible que cada hondureño se erija como defensor de la democracia en Honduras.
La construcción de ciudadanía es obligación no solo de gobiernos, partidos políticos y sociedad civil organizada, es de absolutamente todo ciudadano. Es una responsabilidad indelegable: debemos estar alertas, informados y comprometidos. Nuestro país debe superar los errores pasados.
Todos los procesos electorales deben ser manifestación clara de la voluntad popular, sin coacción ni fraude. Y cada uno, sin distingo de ninguna naturaleza, debemos asumir nuestra tarea, porque el voto es único y del mismo valor de y para cada uno. Hay que vigilar, denunciar, exigir transparencia y votar. Votar.
Si alguien deja de votar, otro lo hará por él. Y entonces algoritmos y la distorsión democrática con la que pretenden hacernos fraude. Tienen todo el poder, excepto el del CNE, y por ello debemos defender siempre su institucionalidad y a las valientes consejeras López y Hall. Pero todos sin excepción, debemos votar. Solo así evitaremos el fraude.
Hay que dominar el miedo. Miedo solo para impulsarnos, nunca para paralizarnos. La presidenta Castro, en su condición de Comandante en Jefe de las FFAA está obligada a garantizarnos que sus subordinados, responsables de la custodia y traslado de las urnas electorales en las elecciones generales, cumplan con eficiencia y transparencia esa misión constitucional.
Debe sustituir a la actual cúpula en atención a la solicitud que le hace cada día más ciudadanía activa. Sin excusas: las maletas electorales deben trasladarse y custodiarse con estricto control profesional y transparente.
Si la presidenta Castro no atiende el clamor popular de sustituir la cúpula militar actual, será calificada, y con razón, por negligencia o complicidad. Defendamos nuestra Democracia.
