Igualdad

La equidad debe ser el alma de la legislación y lo que se espera de los legisladores, la garantía de igualdad entre todos, con el estandarte de la justicia

  • 13 de septiembre de 2025 a las 00:00

Todos quisiéramos desarrollarnos en igualdad de oportunidades. Que si unos tienen más que otros, en lo económico, en preparación, sea por su esfuerzo y talento, no por la desigualdad de oportunidades. Una desigualdad, fuente de injusticia y de dolor, todo es evitable con equidad.

La equidad debe ser el alma de la legislación y lo que se espera de los legisladores, la garantía de igualdad entre todos, con el estandarte de la justicia que reconoce y hace respetar el derecho que a cada quien corresponde, sin discriminación ni ventajismos ignominiosos. Es el ideal. Desarrollarse, sí. También competir, en todos los aspectos humanos, en equidad, que significa igualdad de oportunidades. Solo diferenciados, se repite, por el esfuerzo y el talento. Igualdad se exige sea uno de los pilares de las competencia político partidarias, en las que elegimos a quienes conducen los destinos de nuestra nación. Con mayor razón, cuando, para efectos prácticos, en las elecciones internas y generales, los ciudadanos decidimos nuestro porvenir, el de cada uno.

Aunque el individualismo nos diga que podemos solos, que logramos lo que decidimos alcanzar, contra viento y marea si nos determinamos a hacerlo, que no dependemos de nadie, la realidad dice, que todo lo que hagamos para prevenir y resguardarnos, resulta insuficiente cuando lo que debemos es poder decidir quién nos dirija, en equidad y libertad. Se espera que en lo general y en lo específico, podamos decidir en esa equidad. En lo político también resulta indispensable. La equidad política es un pilar fundamental para construir sociedades que sean no solo democráticas en nombre, sino también en la práctica, permitiendo que todos los ciudadanos contribuyan y se beneficien del desarrollo de su país

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