La reciente pugna del Partido Republicano con los demócratas por imponer nuevo mapa electoral de distritos electorales en el Estado de Texas motiva a retomar una discusión similar en Honduras, siempre con las distancias del caso. La cuestión en esencia es: cómo se utilizan los mapas, las leyes, la información demográfica y otros aspectos algorítmicos para manipular la distribución de circunscripciones electorales para favorecer a determinadas fuerzas y personajes políticos que pueden violentar los principios democráticos.
Si lo analizamos a fondo, existe una coincidencia relativa entre la manipulación de mapas electorales en países como Estados Unidos y el caso actual de países como Honduras, no obstante, las asimetrías en el desarrollo de la democracia formal y real. En ambos casos, ha resultado una manipulación sencilla o sofisticada, en la asignación de la cantidad de representantes congresionales.
Ya hemos advertido y demostrado el desfase en la distribución del número de diputados por departamento y los cambios demográficos que ha experimentado el país. También, hemos constatado la falta de voluntad política para realizar verdaderas reformas político electorales. Hemos hecho énfasis en la falta de cumplimiento de la mayoría de los compromisos de reformas suscritas, ofrecidas y exigidas por la ciudadanía a lo largo de los años. Las argollas y mafias de los partidos tradicionales en el lienzo del nuevo tripartidismo, hasta ahora no muestran voluntad para avanzar en la mejora de la democracia formal.
La ausencia de reformas, incumplimiento de la ley vigente, e, incluso, la manipulación de la votación por casilla introducida desde 2005, han hecho que sigamos teniendo un Poder Legislativo súper caro, opaco, parasitario y de pésima calidad. ¿Excepciones? Solo con lupa.
La distribución incorrecta de los 128 escaños se evidencia, por ejemplo, en que para los cercanos comicios de noviembre del presente año, el departamento de Cortés debería ser convocado a elegir 25 diputados en lugar de 20. Con departamentos sobrerrepresentados y otros subrepresentados se rompe el principio democrático de igual valor de los votos. Esa distribución incorrecta violenta lo establecido en la Constitución de la República y se agrega a las múltiples violaciones a la Carta Magna, múltiples leyes secundarias y al Estado de derecho en general.
El término “gerrymander” surgió en Estados Unidos en 1812 a consecuencia de la nueva configuración del mapa electoral del condado de Essex en el Estado de Massachusetts que buscaba favorecer las pretensiones del Partido Demócrata-Republicano al que pertenecía el gobernador del estado, Elbridge Gerry. El gobernador era un personaje destacado en la política estadounidense, habiendo sido de los firmantes del Acta de Independencia, miembro de la Cámara de Representantes y vicepresidente del país bajo el mandato de James Madison. Resulta que uno de los distritos redibujados había retorcido el área de Boston y que asemejaba la forma de una salamandra. Al ser Gerry el firmante del proyecto de ley para reconfigurar deliberadamente ese distrito a favor del mencionado partido, los adversarios pasaron a denominar esa maniobra de mapa político como “gerrymander”.
Con la incorrecta distribución de diputados que todavía prevalece en Honduras, prácticamente tenemos una modalidad de “gerrymander” que en realidad, conduce al incumplimiento de principios democráticos al no reconocer el peso demográfico de los departamentos y acentuando los desequilibrios regionales, económicos y políticos.