El valor del voto joven

"Jóvenes hondureños, su voto el 30N es clave para transformar Honduras. No esperen, actúen con conciencia y sean el cambio que el país necesita"

  • 16 de octubre de 2025 a las 00:00

En un país donde la historia se teje con hilos de lucha y esperanza, se dice que el presente y futuro de un país son los niños y jóvenes. Pero voy a hacer mías las palabras del extinto papa Francisco, que decía: ser joven no es sinónimo de espera de quien espera el turno de su hora.

Ser joven no debe ser sinónimo de pasividad, de esperar turno en la fila de su destino. Ustedes, jóvenes, con su energía inagotable y visiones frescas, forman parte de la columna vertebral del país y es por eso que este 30 de noviembre, su responsabilidad con la patria no debe pasar desapercibida. Sí, te hablo a ti, joven, que puedes ser un motor de transformación social en Honduras, ya que son el presente y no el futuro.

Solo imagínense este panorama: según datos del Registro Nacional de las Personas, para las elecciones de noviembre, aproximadamente 800,000 jóvenes entre 18-40 años están habilitados para votar, y algunos por primera vez.

Este número de votantes jóvenes representa casi cuatro de los seis millones de votos del padrón electoral. Esta cantidad de votantes no es un detalle menor. Indica que la mayoría de los votantes son jóvenes que han madurado viendo gobernar a los mismos en distintos partidos, incluyendo al actual gobierno.

Pensemos en las estructuras de poder que han dominado Honduras por décadas: partidos enquistados, corrupción rampante y promesas vacías que han perpetuado la pobreza y la exclusión.

El voto joven puede romper las estructuras políticas tradicionales de poder; es por ello que este escenario demanda una atención especial, ya que su voto vale y debe contar. No solo es el sufragio; es un acto analítico de corte social. Ustedes que navegan en las redes sociales, absorben información global y sueñan con equidad, tienen el poder de inclinar la balanza hacia políticas inclusivas y romper las estructuras viejas de poder que quieren cambiar la cultura electoral de Honduras con ideologías fracasadas para el siglo XXI.

Así pues, jóvenes, no opten por la apatía, ya que las estructuras oportunistas se fortalecen; piensen que si eligen conscientemente, catalizan un cambio sistémico.

No permitan que las minorías decidan por las mayorías. Su voto, joven, vale oro porque representa diversidad: indígenas, afrohondureños, urbanos y rurales unidos en un clamor por justicia y que Honduras mejore.

Jóvenes hondureños, este 30 de noviembre no es un ritual, es su rebelión cívica. Salgan a votar informados, escudriñen propuestas con ojo crítico. Conviértanse en el presente que transforma el futuro. Honduras les necesita listos, no esperando. El poder está en sus manos.

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