El miedo ha estado presente como variable importante de la vida social y política en las sociedades. El miedo reduce la capacidad de las personas a mantener resistencia ante los peligros y los obliga a mantener un cierto estado de pasividad. El miedo cumple varias funciones, según sea el interés particular de quienes lo promueven. Idealmente, una causa noble y de carácter popular no debería utilizar el miedo como mecanismo de control, pero en política, en la medida que esta pierde los valores que la sustentaban como herramienta de la búsqueda del bien vivir, se pone en acción símbolos que causan miedo. El miedo a la política surge cuando esta se promueve desde los intereses particulares de los que se posesionan de los órganos de dirección y la administración pública.
En Honduras, en el próximo proceso electoral, se ha venido dando en un ambiente crispado. La confrontación es mas en el discurso que en la acción práctica. En un país como el nuestro, con una deuda social, económica y política de larga data, lo que se haga siempre resultará limitado y las promesas de los políticos siempre quedarán en deuda. A la oposición conservadora le asusta las relaciones cuasi normales con algunos gobiernos progresistas de América Latina, tal es el caso de Venezuela, Nicaragua y Cuba. Con alguna ingenuidad, algunos de la oposición hasta insinúan que los Estados Unidos podrían invadir Honduras, en caso de que gane el oficialismo las elecciones.
Pero también, por un error, la candidata del partido gobernante anuncia un socialismo democrático, sin que hasta ahora se haya visto alguna acción enmarcada en esa teoría. La oposición aprovecha esta consigna e infunde miedo a una población poco informada. Honduras sigue experimentando características de un capitalismo de débil desarrollo y con altos niveles de dependencia. La misma consigna de enfrentar a los ricos con los pobres, sin dar otras explicaciones, al final genera miedo. Con algún tino, hace algunas décadas un dirigente de los comunistas hondureños decía que Honduras no sufre tanto por el capitalismo, sino por la falta de un capitalismo capaz de desarrollar las fuerzas productivas que impulsen una participación más competitiva y distributiva.Que la mandataria Xiomara Castro en la Asamblea de la ONU celebrada en septiembre del presente año haya hecho referencia a Palestina no tiene nada de extraordinario, tanto que en ese evento se constató que 148 naciones en el mundo ya habían reconocido al Estado palestino.
Por el contrario, con la llegada al poder de Donald Trump muchos gobiernos en América Latina -la gobernante Xiomara Castro no es una excepción- bajaron el tono en las referencias al nuevo inquilino de la Casa Blanca. El mismo hecho que el que hace trabajo de lobby en los Estados Unidos en favor de Honduras es el que ocupaba el puesto de embajador en nuestro país cuando se dio el golpe de Estado en el 2009, señor Hugo Llorens, da muestra que el cordón umbilical con los Estados Unidos sigue siendo fuerte.Lo que sí parece un temor fundado es si con el liderazgo político que tenemos, Honduras pueda salir del atraso y miseria en que vive.