El éxito de Singapur

"Singapur, de isla malaya a potencia económica, combina mercado libre con un Estado estratégico que impulsa inversión, innovación y bienestar social, logrando un alto desarrollo"

  • 04 de diciembre de 2025 a las 00:00

Singapur pasó de ser una isla habitada por comunidades malayas y puntos de comercio en la ruta marítima del sudeste asiático, a un puerto británico fundado formalmente por Stamford Raffles en 1819. Bajo dominio británico se desarrolló como centro comercial y naval. Fue ocupada por Japón en 1942-1945.

Tras la guerra, se incorporó brevemente a Malasia en 1963 y se convirtió en república independiente el 9 de agosto de 1965. Bajo el liderazgo de Lee Kuan Yew y el Partido de la Acción Popular (PAP), Singapur impulsó desde fines de los años 1960 una política de industrialización orientada a la exportación, atrayendo inversión extranjera directa, desarrollando infraestructura portuaria y financiera, y transformando la economía hacia sectores de alto valor añadido.

Con apenas una población de seis millones de habitantes, en el 2024 Singapur registró un PIB nominal de US$547.5 mil millones, y un PIB per cápita de US$90,689, uno de los más altos del mundo.

¿Cuáles son los factores de éxito de Singapur? Generalmente se le atribuye su gran éxito a la orientación de la economía hacia al comercio exterior, pero pocas veces se destaca el papel jugado por el Estado; es decir, se privilegia el mercado y se desprecia el Estado.

De acuerdo con el economista surcoreano Ha-Joon Chang, “si solo leemos The Economist o The Wall Street Journal, de lo único que nos enteraremos es de la política de libre comercio de Singapur y su receptividad a la inversión extranjera. Esto puede llevarnos a concluir que el éxito económico de Singapur es una prueba fehaciente de que el libre comercio y el libre mercado son la mejor receta para el desarrollo económico... hasta que tenemos noticia de que casi toda la tierra en Singapur es propiedad del Estado, de que el 85% de las viviendas las otorga un organismo estatal (el Housing and Development Board) y de que el 22% de la riqueza nacional la producen empresas públicas (el promedio internacional ronda el 10%). No hay un solo tipo de teoría económica -neoclásica, marxista, keynesiana o la que sea- que pueda explicar el éxito de esta combinación de mercado libre y socialismo”.

El Estado singapurense ha jugado y sigue jugando un papel activo y estratégico en el desarrollo económico. Su intervención implica: planificación proactiva e instituciones públicas: agencias como la Economic Development Board (EDB) diseñan y ejecutan estrategias para atraer inversión extranjera directa (IED), desarrollar clusters (tecnología avanzada, biomedicina, semiconductores) y promover encadenamientos productivos. Propiedad y gestión de activos estratégicos: a través de entidades de propiedad estatal (Temasek, GIC y empresas públicas) el Estado participa en mercados para asegurar capacidades, preservar riqueza nacional y financiar políticas públicas.

Intervención orientada al mercado: el Estado crea condiciones (incentivos fiscales, infraestructura, marcos regulatorios eficientes) para que la inversión privada -local y extranjera- prospere. Su actuación se describe como una combinación de facilitación, apoyo selectivo a sectores y promoción de capacidades. Políticas sociales eficientes que sostienen el capital humano: vivienda pública de gran cobertura y calidad a través del Housing & Development Board (HDB), sistemas de ahorro para la pensión y salud (CPF), y fuerte énfasis en educación técnica y superior para ajustar habilidades a la demanda. Gestión macroprudencial y fiscal prudente: reservas significativas y políticas fiscales/monetarias prudentes que permiten estabilidad y capacidad de respuesta ante choques externos. En resumen, el gran éxito de Singapur en buena medida se debe al Estado.

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