Trump y León XIV: dos visiones, dos caminos

El 20 de enero la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca atrajo la atención del mundo. El 8 de mayo León XIV hace lo propio al asumir como el nuevo jerarca de la Iglesia católica, presente en todos los continentes del planeta

  • 09 de mayo de 2025 a las 13:04

“La dignidad humana no tiene fronteras. Cada migrante es un rostro concreto de Cristo que nos interpela a vivir la caridad sin reservas”. (Cardenal Robert Prevost, hoy papa León XIV).

“Cuando envían a su gente, no están enviando a lo mejor. Están enviando a gente que tiene muchos problemas, y están trayendo esos problemas a nosotros. Traen drogas. Traen crimen. Son violadores”. (Presidente Donald Trump).

Evidentemente, dos visiones, dos caminos.

La Casa Blanca es símbolo de la nación más poderosa del mundo. El Vaticano es el centro del catolicismo, una de las religiones más extendidas por el mundo. Por eso se reconocen como figuras de poder, influencia y de interés general para aquellos a quienes gobiernan desde uno u otro lugar. En este caso y ahora, el presidente Donald Trump y el papa León XIV.

Estos dos personajes tienen pocas similitudes, entre las que destacan que ambos son estadounidenses y que los dos tienen raíces migrantes. Trump, porque su madre era inmigrante escocesa, y el nuevo papa porque su madre era de ascendencia española y su padre mezcla franco-italiana.

A partir de esas similitudes, encontramos más bien diferencias radicales en la forma de ver y entender el mundo, sus soluciones y el camino a seguir en temas como la migración, la protección ambiental, justicia social, cooperación internacional, y América Latina, una región que el papa León XIV conoce bastante más que el poderoso presidente, gracias a su larga estadía como religioso en Perú.

Donald Trump ha sido empresario y político caracterizado por su nacionalismo económico, estilo combativo y populista, ahora empeñado en hacer “otra vez grande a América” (Estados Unidos), priorizando la seguridad nacional, el proteccionismo económico, y duras políticas migratorias.

Por lo que sabemos ahora de León XIV. Es un religioso marcado por su experiencia misionera en Perú. Llega al papado tras liderar reformas dentro de la curia católica –algo complejo, en realidad–, y se le mira como alguien de profunda sensibilidad social, centrado en la justicia, los derechos humanos y atención a los más vulnerables. Como su antecesor Francisco, preocupado por la paz a nivel mundial.

Al analizar el enfoque que dan a algunos temas globales, se hace evidente eso de dos visiones y dos caminos. Veamos esas diferencias por temáticas, basadas, en el caso del pontífice, en lo que se puede rastrear en la web y sus primeras declaraciones:

Migración: mientras Trump se identifica con la construcción de muros y restricciones estrictas y promueve la xenofobia dirigida hacia los migrantes, especialmente latinoamericanos, León XIV promueve la acogida, hospitalidad y los derechos fundamentales para los migrantes.

Medio ambiente: el presidente estadounidense es escéptico y su pensamiento es claro: “queremos agua limpia, aire limpio, pero también queremos empresas fuertes. No podemos sacrificar la economía por un espejismo verde”. El nuevo papa expone que “cuidar la creación no es un capricho; es una responsabilidad sagrada”.

Multilaterismo y cooperación: Trump favorece el enfoque unilateral, como se ha visto en el tema de los aranceles, aunque con transiciones bilaterales. No es amante del multilaterismo –ONU, OTAN, OEA, etcétera–. Ha recortado radicalmente la cooperación internacional. El papa, en cambio, promueve la cooperación multilateral para la paz, la justicia y la solidaridad global.

Estilos de liderazgo: aunque aún es pronto para conocer el estilo que adoptará León XIV, los expertos en el tema del Vaticano le ven como un hombre de diálogo, muy atento a las realidades de los pueblos, con una voz conciliadora. Trump, por el contrario, es pragmático, impulsivo y promueve la confrontación directa, como se ha visto, incluso, con los que antes fueron aliados de Estados Unidos.

Finalmente, en el tema latinoamericano hay también dos visiones distintas. León XIV sabe que la región es un escenario clave para el catolicismo, y por eso la califica como “alma de la iglesia”. Tiene un arraigo con la región por su paso como obispo de Chiclayo (Perú), en donde tuvo contacto con la problemática y realidad de la población latinoamericana. No hay que olvidar que cerca del 40% de los católicos del mundo viven entre México y la Patagonia.

Nadie ignora que Estados Unidos, y Trump particularmente, ven a América Latina como una región con la que hay que trabajar, pero para detener problemas como migración, seguridad, narcotráfico, etcétera. Lejos quedó la política de “buena vecindad” de Franklin Delano Roosevelt.

Para cerrar, dos frases sobre este tema que marcan las diferencias entre nuestros dos personajes:

León XIV: “Latinoamérica es un continente de esperanza, pero también de heridas profundas. La iglesia debe ser la voz de quienes no tienen voz”.

Donald Trump: “Nosotros queremos buenos vecinos, pero no vamos a permitir que otros países tomen ventaja de la generosidad estadounidense. Cada país debe arreglar sus propios problemas”.

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