Recordando el natalicio del ilustre abogado José Cecilio del Valle hoy, 22 de noviembre, traigo a memoria cuando fue víctima del primer fraude electoral en la historia de Centro América:
Siendo candidato presidencial por el partido conservador, el pueblo centroamericano lo elige su presidente, desconcertando a sus adversarios políticos, los liberales. Estos consideraron imposible influenciar en Valle, de carácter recto y firme, por lo que apelaron a falsear el cómputo de la elección. Para esto, hicieron alianza con los conservadores contrarios a Valle. Ambos, liberales y el sector conservador opuesto a Valle, formaron una coalición que dio en tierra con los resultados de la votación popular, eligiendo ilegalmente en el Congreso al general Manuel José Arce, presidente de Centro América. Este fue el primer fraude electoral histórico en la independiente Centro América.
Lo mismo, en Honduras, el expresidente José Manuel Zelaya Rosales (MEL) con menosprecio cívico dijo: “gané la presidencia de la República de Honduras mediante fraude electoral”. Además, añadió: “aquí en Honduras cualquier pendejo es presidente de la República”.
Igualmente, el expresidente Juan Orlando Hernández ganó las dos elecciones presidenciales (2013 y 2017) mediante fraude electoral, violando la Constitución y las leyes. En el 2017 burló la voluntad popular que había favorecido a Salvador Nasralla.
Preocupa que los remanentes de los regímenes corruptos del orlandismo y melismo, permanezcan en los partidos Nacional y LIBRE, respectivamente. Detengámonos, miremos a Honduras, observaremos los poderes del Estado convertidos en botín; instituciones sometidas a caudillos; órganos electorales inclinados hacia intereses económicos, políticos y, hasta, criminales. Miraremos el virus del narcotráfico infiltrado en partidos, campañas y decisiones de alto nivel. Miraremos la corrupción sistémica.
Respetemos la institucionalidad. Constituye delito la intromisión del poder político en órganos electorales (CNE-TJE), ya sea a través del Ministerio Público (brazo de extorsión jurídica y violencia partidaria), injerencias de mandos militares fuera de atribuciones legales, amenazas presidenciales intimidatorias para impedir el sufragio utilizando los colectivos de LIBRE, todo evidencia abuso de autoridad, quiebra del Estado de derecho y la institucionalidad.
Frente a estos peligros democráticos y apenas a ocho (8) días de las elecciones generales los electores debemos salir masivamente a votar y a elegir con responsabilidad, cumpliendo con dos deberes cívicos: Primero, defender con firmeza cívica la independencia de los órganos electorales, la separación real de poderes, el respeto estricto a la Constitución y a las leyes. Segundo, acudir masivamente a las urnas para decirle no a la corrupción, al narcotráfico y al socialismo comunista, y sí, a personas honestas y capaces, no importando el partido. Rechazar el voto en plancha.
En respeto a nuestra propia dignidad como nación, el 30 de noviembre, debemos someternos a un juicio moral: o seguimos siendo rehenes de la corrupción, del narcotráfico y del socialismo comunista o comenzamos con nuestro voto a elegir por la reconstrucción de Honduras. Queda planteado.