Congresistas paladines aquí y traidores en EE UU

"El furioso reclamo contra María Elvira Salazar, Díaz-Ballart y Giménez es por el silencio cómplice frente a las salvajes redadas del ICE"

  • Actualizado: 15 de agosto de 2025 a las 00:00

En Miami, por la concurrida autopista Palmetto que va de Doral a Hialeah, miles de transeúntes se impresionan ante las gigantescas vallas con fotografías del secretario de Estado, Marco Rubio, y los congresistas María Elvira Salazar, Mario Díaz-Balart y Carlos Giménez con la inscripción “TRAITORS”. Traidores los llaman grupos hispánicos por su complacencia con la cacería brutal de inmigrantes.

Con el voto latino, estos cubano estadounidenses lograron sus cargos, pero, tan ultraderechistas como son, obedecen las políticas del presidente Donald Trump a pesar del ataque a su propia gente y, para ser pragmático, contra sus votantes. Están mudos ante la crueldad de los agentes de Inmigración y Aduanas (ICE), que maltratan y secuestran a quien sea para deportarlo.

En otra avenida de Miami, una enorme valla muestra a los cuatro políticos cubanos muertos de la risa y un gran texto en español: “Se ríen de nuestra tragedia”. La misma foto se reproduce en afiches, en estaciones de buses y en carteleras publicitarias en las aceras de la transitada Calle 8 y otras vías con la inscripción en inglés: “They don’t care about you” (a ellos tú no les importas).

El furioso reclamo contra María Salazar, Díaz-Balart y Giménez es por el silencio cómplice frente a las salvajes redadas del ICE y el encarcelamiento inhumano en la prisión Alligator Alcatraz, un campo de concentración para cinco mil inmigrantes en Everglades, Florida, en un área remota infestada de caimanes y serpientes.

Después de visitar el recinto de camas apiladas y cercadas con alambres, María Salazar lo defendió cínicamente y dijo que “las jaulas estaban limpias”, soslayando los testimonios de atrocidades y la denuncia de grupos de derechos humanos. Díaz-Balart también minimizó la brutalidad de la prisión. Con eso se ganaron el calificativo de “hipócritas”.

Trump los llamó “The three crazy Cubans” (los tres locos cubanos) -y lo repitió el presidente del Congreso, Mike Johnson- porque sufren obcecación y deliran una frenética campaña contra Venezuela, Nicaragua y Cuba. Incluso, para que votaran por el presupuesto, el mandatario canceló el contrato de Chevron con Caracas, pero luego de la votación lo restableció y los dejó burlados.

La repulsa de su comunidad los desvía a buscar simpatías afuera, por eso se entrometen irrespetuosos en nuestros asuntos y, claro, tienen aquí abyectos y apátridas que los admiran. Circula por ahí el audio de un testigo que junto a politicastros de aquí visitaron a María Salazar; en sus desvaríos, la congresista propuso cancelar el TPS a nuestros compatriotas y gravar las remesas para culpar al gobierno hondureño. ¡Es que no tienen madre!

En fin, el otro año hay elecciones para el Congreso y estos “tres locos cubanos” perdieron el respeto y el voto. En su desesperación -igual que algunos locos de aquí- hacen lo que sea por estar en el poder, pero su desidia y la monstruosidad de Trump no ayudan.

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