Nacido en Comayagüela un 17 de abril de 1875, el más brillante bardo hondureño de todas las épocas, el periodista incisivo, el excelente narrador Juan Ramón Molina, fallecido en plena juventud, a los 33 años, el 1 de noviembre de 1908 en San Salvador, es, sin duda el inmortal de nuestra literatura, el referente que marca un antes y un después en la evolución poética nacional.
Julio Escoto sostiene que Juan Ramón la emprende fundamentalmente contra tres niveles de conciencia centroamericana: el clericalismo, la mala literatura y los Estados Unidos”.
Leonel Alvarado afirma que con la obra de José Antonio Domínguez y sobre todo con la de Molina “comienzan a definirse los que son los cuatro discursos que han dominado nuestra poesía: el amoroso, el militante, el existencial y el meta poético”.
Gracias a la feliz iniciativa de su gran amigo, otro notable hombre de letras, Froylán Turcios, sus versos publicados en periódicos y revistas de Guatemala, Honduras, El Salvador, no quedaron dispersos, al recopilarlos y publicarlos póstumamente con el título Tierras, Mares y Cielos (1913).
Su corpus poético ha sido exaltado por Rubén Darío, Enrique Gonzáles Martínez, Miguel Ángel Asturias, William Chaney, Oscar Castañeda Batres, Eliseo Pérez Cadalso, Sara Rolla, Marta Reina de Argueta, Juan Felipe Toruño, Julio Escoto, entre otros.
El padre fundador de la corriente del Modernismo, Darío, escribió: ... “Buen poeta, fuerte poeta, pereció víctima de aquel medio matador de todo anhelo intelectual que apaga el alma de Centroamérica ... Apenas una vez logró ver un mundo propio para su talento, cuando le enviaron como secretario de la delegación de Honduras a la Conferencia Panamericana de Río de Janeiro...”.Toruño sostuvo: “...
La poesía en Honduras comienza con José Trinidad Reyes, se refuerza con Joaquín Díaz, con Uclés y Ramón Rosa, busca nuevos rumbos con Molina Vigil y José Antonio Domínguez, y se resume vigorosa e intensa en Juan Ramón Molina... ancho, robusto y visionario, su numen presenta distintas gamas de sentimientos y de ideas. En su creación encuéntrense diferentes manifestaciones emotivas: el acento lúgubre, el fulgente de irradiación cósmica, el tono resonante y épico, y el angustioso...”.
Puntualmente, la Secretaria de las Culturas, Artes y Patrimonios de los Pueblos de Honduras ha editado su obra en verso y prosa, bajo la coordinación de la Dirección del Libro y el Documento.