2005, el último triunfo liberal

El régimen de facto convocó elecciones para noviembre de ese año, en un clima altamente represivo que incidió en su validez y legitimidad

  • Actualizado: 05 de noviembre de 2025 a las 00:00

“Desde los comicios de 1981, se han sucedido seis elecciones generales que han significado cinco traspasos presidenciales de forma pacífica. Pese a las resistencias de la década de los ochenta, las fuerzas militares fueron subordinándose de manera paulatina al poder civil, con lo que la democratización ha sido sinónimo de desmilitarización del poder político. Desde 1981 al 2002 se ha creado un entramado jurídico institucional para la democracia y para el Estado de derecho, sin precedentes en la historia del país. No obstante, y sin perjuicio de reconocer el valor de estos avances trascendentales, la democracia en Honduras sigue presentando considerables desafíos a la satisfacción adecuada de los derechos fundamentales y a la ampliación progresiva de las opciones y libertades que posibilitan el desarrollo humano.

El reto más importante pasa por cimentar bases firmes que permitan su consolidación, no solo como régimen político formal, sino que como satisfactor de la calidad de vida de la ciudadanía, aspecto fundamental”. (PNUD. Informe sobre Desarrollo Humano, 2002).

El liberalismo postuló a una figura joven, Manuel Zelaya Rosales, con experiencia administrativa en el FHIS, cargo que le facilitó recorrer la nación, proyectando imagen dinámica y renovadora respecto a la vieja guardia de su partido.

El nacionalismo nominó a Porfirio Lobo. Ambos olanchanos, empresarios agrícolas, ganaderos y madereros.

El resultado favoreció al liberalismo. “En las elecciones de 2005 se rompió de nuevo otra barrera de participación electoral hacia la baja, pues solo el 53% del electorado acudió a las urnas; estas elecciones registran la más baja participación antes de la crisis política de 2009. En las elecciones de 1997, por primera vez superó el millón de votos; pero esto comenzó a cambiar en los comicios de 2005, a partir de los cuales experimento una pérdida constante de electores (...) hasta 2005, el Partido Liberal ganó seis de los ocho procesos electorales; probablemente, los consecutivos triunfos no le permitieron percatarse del crecimiento lento de sus seguidores o quizás la frecuencia con que gobernó le produjo un desgaste más acelerado”. (Julieta Castellanos. “Honduras: persistencia y cambios en la cultura política, 1980-2020”, pp. 20, 27).

El golpe de Estado el 28 de junio de 2009 interrumpió abruptamente su cuatrienio, siendo expulsado a Costa Rica. Las masivas protestas de rechazo fueron violentamente reprimidas con saldo de muertos, heridos y desaparecidos.

El régimen de facto convocó elecciones para noviembre de ese año, en un clima altamente represivo que incidió en su validez y legitimidad.

“Estas han sido las elecciones de mayor incertidumbre preelectoral. Los extremos eran si se llevarían a cabo de acuerdo con la convocatoria oficial del Tribunal Supremo Electoral o si los llamados a la abstención del Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), que aglutinaba a la oposición al golpe, serían atendidos, o si el FNRP tendría la capacidad de impedir que las elecciones se desarrollaran.

Los dos extremos tenían fundamentos que los sustentaban.

Estas elecciones, excepcionalmente complejas, registraron el porcentaje más bajo de participación a escala nacional de los once procesos electorales”. (Julieta Castellanos, pp. 41, 43).

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